lunes, 5 de mayo de 2008

Domingo de muerte... 2

Pues bien, tras dejarme sin qué decir y correr hacia la otra acera (espero que solo en sentido literal!), le grité que si estábamos juntos o no, que qué pasaba, y sólo me respondió que era cosa mía, que yo decidiese. Un "si, claro que quiero!" iluso sonó a las 4 de la mañana, pero no obtuvo respuesta, solo pasos que huían, sin yo saber por qué.
Me senté en el suelo, y comencé a llorar, sintiendo que el frío calaba mis huesos. Pero, tras otro sms de mi madre diciendo que volviese ya, usé las pocas fuerzas que me quedaban, me sequé las lágrimas y subí a mi piso. Allí estaba mi madre, pero al estar todo oscuro, no vio mis ojos bien, me fui a la cama pronto, y no se enteró de nada.

Entonces, en la intimidad de mi cuarto, lloré como nunca había llorado. Le mandé un sms a Lea, diciéndole que todo había sido un desastre, y Kitty me llamó. Hablé con ellas dos (a manos libres) un poco, una media hora o 40 minutos, pero la conversación fue muy intensa. Me dijeron lo de siempre, si, pero esta vez yo no podía escuchar, me ahogaba en mis lágrimas y mi rápida respiración no me permitía oírles bien. Pero necesitaba saber que ellas estaban allí, y hacerles ver todo lo que creía y creo desde ese momento. Dormí 2 horas en toda la noche.

No nací donde debía. Este mundo no es el mundo que me pertenece, quizás si la sociedad fuese distinta, o si lo fuese yo, quizás todo fuera bien, pero ninguna de ambas cosas pueden cambiar. Me sentí morir una vez más, mi corazón se paró y mi alma se desvaneció, como el diente de león, que nunca se vuelve a recomponer. Ya todo me dio igual, solo quería llorar, deshidratarme bajo las sábanas, que por la mañana vinieran mis padres y solo encontraran un charco amargo empapando la almohada y el colchón.
No sirvo para esto, la felicidad no existe para mi. Soy el bicho raro que no encuentra su lugar, la espinita clavada que molesta incesantemente, a la cual odias y de la que te quieres deshacer. Y, tal como vino, desaparece sin darte cuenta, o bien tiras con afiladas pinzas para hacerla salir.
No hay lugar en este mundo para mi vida, no ocuparé el corazón de nadie, ni nadie conseguirá ocupar mi corazón del todo. Podré querer y desear, pero nunca tendré lo que ansío con más fuerza.
Optaré por el modo más simple, dejaré de vivir anímicamente. Moriré como persona, no tendré sentimientos, ni alegrías, ni penas, se dibujará la sonrisa mentirosa de siempre y jamás desaparecerá. Solamente en la soledad permitiré al Gato de antes salir y liberarse de todo, mientras los demás piensan que soy la persona más feliz del mundo y que no tengo ningún problema.
Hasta que al fin haga lo que escribí en mi destino.

Pero este lunes, parece que he renacido. Sigo, ahora más hondo que nunca, en la depresión en la que me sumergí hace 20 meses exactos, cuando lo conocí y cuando me hizo ver cómo soy, quitándome las ilusiones; pero ya solo espero que las palabras de mi destino sean solo un borrador, y que tenga lápiz y goma para poder modificar. Pero para poder hacerlo, necesitaré mucha fuerza, de la que carezco ahora. Solo queda esperar que pase el tiempo.

Y el tiempo ya había pasado antes, desde la primera puñalada trapera que me asestó, decidí olvidarme de él y alejarlo de mi vida. Y casi funcionó!...
Pero cuando ya creía que todo iba mejor, cuando conseguía salir de la depresión constante en la que estaba (gracias a muchos de vosotros, y por lo tanto a este blog), aparece él de nuevo, coqueteando conmigo en el gimnasio y confesándome después que me quiere, entretenerse conmigo una vez más, y dejarme tirado como al niño caprichoso que ya se cansó de jugar con sus juguetes.

Kitty y Lea me dicen que debería olvidarme de Adán de una vez por todas... pero bien saben que es imposible, y más con lo que he pasado. Si, no ha habido ni siquiera un primer beso, pero me siento con él como si llevásemos una vida juntos. Les he prometido que lo olvidaré, aunque en el fondo sé que me costará y que quizás no lo consiga hacer nunca.

Pero él sigue igual... hoy en clase no me ha dirigido la palabra en toda la mañana. Ni me respondió al "hola!" aparentemente alegre de la primera hora, ni nada. Vi que estaba tumbado en la mesa y que no hablaba con nadie, me dio pena y le di un toque con el móvil desde lejos. Simplemente quería ser cariñoso, pensé que sería un bonito detalle pues seguía acordándome de él, pero se levantó, miró su móvil, me miró, y se volvió a recostar. Ahora me pide explicación de por qué lo hice... Y yo que sé, ya no sé ni por qué le hablo!

Me lía, consigue confundirme, por pasiva o por activa, una vez más...

En fin, me llaman para cenar...
Lamento que los posts reflexivos vuelvan a la carga, pero no podré evitarlo, me servirán para desahogarme.

En próximas entradas os contaré cómo llevo la cosa, lo que pasa, cómo fue el día de mi cumpleaños y el siguiente, y qué me regalaron.

Un beso...

Domingo de muerte... 1

Así es, el sábado a llegar a casa a las 4, que ya era domingo, creí morir.
Nada salió como pensaba... fue todo bastante extraño.
Me recogió a las 9 y cuarto como habíamos estipulado, pero no hablamos apenas... "Nada más" me contó (tras un rato el haciéndome prometer que no me enfadaría... cuántas veces me habrá dicho eso ya??) que al final, en vez de quedar conmigo la noche anterior para dar una pequeña vuelta, salió con un amigo suyo.
Su ex!

Por lo visto, cuando me dejó de hablar por el msn, éste le llamó y le invitó a salir por Málaga capital (él vive allí), y él, ni corto ni perezoso, se escapó de casa y no volvió hasta las 5 de la mañana. "Mi" Adán, que supuestamente no podía quedar conmigo, yo que casi le suplicaba que lo hiciese, porque tenía que levantarse a las 6, y se va con su exnovio a beber hasta las 5. En fin, de ésto si sé qué pensar, pero no quiero hacerlo.
Conseguí domar mi ira y no me enfadé, simplemente le dije que la había cagado, pero que según como se comportaba esa noche, lo podría olvidar. Siempre he estado dispuesto a conceder una segunda oportunidad, aunque veo que haya sido en vano.

Llegamos a la Feria (Joac, en serio ibas a ir???? Jooo, deberías de haber venido... la Feria es preciosa! Es todo un acontecimiento!!), y tras una media hora de espera, ya estábamos todos. Bueno, quien dice todo, obviamente dice todos menos Lea, que llegó como una hora o hora y media después, hacia las 11.

(Por cierto, quedé con ella hace más de una hora en mi casa... ella se lo pierde, porque esta mañana me suplicaba de rodillas que le enseñase física, accedí, y aquí estoy... Mierda, tendrá poderes telepatéticos?? Me acaba de llamar, dice que si puede venir en un rato, le he contestado que no porque a las 8 me piro a pagar la moto con mi padre... Esta Lea... a ver cuándo aprende de puntualidad!)

Después de este inciso totalmente ajeno al tema, seguiré contando que dimos una pequeña vuelta por el recinto, bastante bonito todo, nada más empezar la caseta catalana hizo un castell, una torre humana de cinco pisos en medio de la calle, precioso. Seguimos un poco, y al ver que teníamos hambre, empezaron las disputas. Bueno, no fué nada de eso, sino que unos del grupo (éramos como 15 personas) querían comer fuera de la feria, en alguna pizzería, y otros (entre ellos yo) queríamos comer en cualquier caseta, por mucha gente que hubiera y por muy caro que fuese, pero es nuestra costumbre! Así que allí me quedé con Kitty, Lea y pocos más, nos fuimos a la caseta de Alemania a zamparnos unas sabrosas salchichas picantes de Frankfurt, y luego a la República Dominicana a tomarnos unos mojitos (Coca cola para mi, por favor! xD) y bailar algo de salsa (yo poco, aunque me gusta bailar, en público no soy capaz). Luego los otros se fueron a una placita que hay cerca, muy cuca, y Lea y yo nos quedamos en la caseta egipcia viendo a un derviche dando vueltas con su falda y unos tambores en la mano... estuvo como un cuarto de hora sin parar, con la música y los inciensos, fue realmente emocionante!! (Vídeo de qué es un derviche bailando, aquí).

Volvímos a reunirnos los dos con la mitad del grupo, y fuimos andando hacia el centro de la ciudad, donde estaban los otros. Cuando ya estuvimos juntos, dimos una vuelta por varios locales (entre ellos un pub irlandés que a mi me encantó, tengo que repetir!!), pero la gente ya estaba algo aburrida, por lo que el sopor se nos contagió a todos. Ya daban las 3 y Lea nos quiso llevar a un local que ella conoce donde ponen música para bailar... Lea es metalera auténtica, va todo de negro y da algo de miedo, así que más nos asustamos cuando nos dijo de llevarnos a escuchar música, y mucha gente se dispersó.
Durante toda la noche, mi querida y entrometida Lea, al ver que Adán no hacía nada y que mi cara denotaba una increíble decepción porque pasaba de mi, se iba a cada rato a su lado y le decía flojito al oído que a qué esperaba, que yo lo estaba esperando a él, etc... Yo eso no se lo pedí, y no me molestó en exceso porque quizás así se conseguía solucionar la cosa y animarle a él a prestarme algo de atención. Pero nada, cero patatero.

Al final la gente fue yéndose a su casa, y acabamos Lea, Adán y yo solitos andando por el paseo marítimo. Llevaba una camiseta que me había regalado Kitty esa misma tarde, y una camisa, de las pocas que tengo (ya me compraré ahora que tengo paga :P), así que tenía algo de frío. Y el monísimo de Adán, al ver que tiritaba, me abrazó y se ofreció a darme su chaqueta... en ese momento, me encantó!

Pero la cosa se estropeó al separarnos de Lea (si, fuimos al Eagle que es donde decía ella, y estaba bien, con música de los 80 rockeros, pero no teníamos ganas, éramos nosotros 3, y estábamos cansados). Ella se quedó a dormir en casa de Kitty (que se había ido por otro lado), y Adán me acompañó a mi casa.

Mientras andábamos, un silencio frío corría entre nosotros, hasta que me cansé y le pregunté que qué le pareció la noche. Me contestó que no había sido como esperaba, estaba algo defraudado pues no habíamos podido estar juntos como él querría. Le dije que la noche aún no había acabado, y que todavía había tiempo... Y maldita mi mala fortuna, que justo en ese momento me llamó mi madre, que volviese ya a casa, que era tarde! Eran apenas las 4 menos cuarto...
Pero entonces ésto hizo que él corriese más, yo casi volando tras su rastro, hasta que llegamos a mi calle. Allí simplemente me pidió mi chaqueta, y se pensaba ir, pero me planté en seco y le dije que no me movía de allí hasta que no hablásemos, hasta que no consiguiese lo que llevaba esperando 17 años y una noche.
Solamente me insistió para que le diese la chaqueta, pues decía que ambos teníamos prisa, y que ya hablaríamos.
El golpe duro lo recibí cuando, al pedirme de nuevo su ropa, me llamó Diego.

Diego es su ex...

Me sentó como una patada en el estómago, y eso él lo notó. Le di la chaqueta, y al ver mis ojos llorosos, me abrazó, me dio un beso en el cuello... y se despidió. Ni perdón ni nada, simplemente Adiós, ya hablaremos...

Y salió corriendo.

(Continuará)