sábado, 9 de agosto de 2008

Relato del miércoles: Operación Triunfo, más gays y Sally


Ahora mismo estoy sin camiseta y totalmente despeinado, pero bien despierto, escuchando a Glenn Miller y su orquesta. Me gusta Miller... acabo de descubrir un disco suyo de mi padre, y acá ando disfrutando con él. Os dejo una pequeña muestra, para así amenizaros la lectura... quizás os agrade, quizás no... todo depende de los gustos, y ya sabéis que para ellos yo soy muy raro.

Dale al play, y disfruta!



Y ahora, pasemos a contar lo ocurrido el miércoles, un gran y largo día...


Todo comenzó por el principio. Me desperté, y estuve arreglando la habitación y haciendo ciertas cosas que no recuerdo ahora mismo, pero carentes de importancia. Estaba muy cansado, así que iría al gimnasio por la tarde... tenía suficiente tiempo si iba temprano. Pero por la tarde, tras comer, un fuerte dolor de cuello y espalda me quebró los planes y me fastidió el gym. Mi madre me dijo que sería una pequeña contractura, así que no debía ir, me tomé una pastilla, me eché Reflex (ya sabéis, el producto ese milagroso), y listo. Apesté durante un rato, hasta las 5 y media, que me duché y me arreglé. Me puse mi camiseta gay, por un impulso repentino que tuve sin ninguna razón exacta, un pantalón pirata, me peiné un poco con gomina, perfume y desodorante, y listo para comerme el mundo, o al menos unas pipas que llevaba en el bolsillo. Salí de casa con mi madre muy dispuesto, pero tuve que volver corriendo a mi cuarto mientras ella sacaba el coche de la cochera, para coger la entrada del concierto de OT, que se me había olvidado... ¿Dónde tendría la cabeza? Pues si, en mi camiseta gay...

Llegué a las 6 a las inmediaciones del campo de fútbol de Los Boliches, llamé a Sally, y con ella, Sarita y la otra chica tímida me reuní, que ya llevaban un rato haciendo cola y esperando. Nada más llegar me asusté... pero qué hilera enorme de gente, y eso que mis amigos decían que no sería tan importante! Miles de niñas (si, miles), gritando el nombre de "nuestro querido" Pablo, con sus pancartas, tatuajes, caras pintadas y camisetas estampadas con su cara. Llegué a donde estaban ellas, cerca de una esquina del estadio abierto, entre una mujer gruesa con sus hijos kinkis (lo escribiré mal, pero es que es así... quizás no sabéis quienes son, supongo que sí, aquí se les llama así... Sofía/Laura/Sophia Loren sabe a qué me refiero....), y un puñado de niñas histéricas. Estuvimos comiendo mis pipas, hablando de todo, jugando con los abanicos, y tonteando. Era mi momento, no tenía nada que ver con el día anterior. Tenía ganas de hablar, contaba chistes y hacía bromas, payaseaba un rato, y hacía reír a las chicas. Con Sally me lo pasé estupendamente, metiéndome con ella, o simplemente escuchando su música o hablando de Yann Tiersen. Conocimos a dos chicas de nuestra edad o mayores en la cola, muy simpáticas, una de ellas no paró de mirarme todo el rato, con una cara de curiosidad muy graciosa, pero que me ponía nervioso. Al rato, vino el rubito del otro día acompañado de un amigo. Cuando lo vi, me quedé impresionado... me recordó muchísimo a otro chico conocido que hace años que no veo, y a punto estuve de llamarlo por su nombre... menos mal que no lo hice. Pero sí que eran super guapos... moreno, con el pelo larguito, cayendo sobre la derecha de su cara, con mechas rojas por detrás. Muy muy guapo, con una fuerte mandíbula sobre la que brotaba una leve barba que le hacía interesantísimo. Bajito y muy delgado, parecía un chico emo, y ellos a mi me ponen mogollón... y más él, que tenía mucha pinta de gay!

Pero, a pesar de que yo estaba exultante por todo lo que hablaba, me corté con ellos. Más que nada, porque se unieron a las chicas, y me dejaron un poco de lado... pasaron bastante de mi, muchísimo... el morenito me dijo hola y ya está, sólo el rubito me miró y me estrechó la mano muy gentil, preguntándome que qué tal. Pero se dio la vuelta, y se fue con el morenito. Sacaron una especie de cojín/peluche con los colores del arco iris, donde escribieron palabras dedicadas a Virginia, a la que apoyaban. Eso teníamos en común, porque también es mi preferida, así que si pudimos intercambiar algunas palabras, le dije al rubito que ya me caía bien porque éramos de la Marea Azul, y estuvimos metiéndonos con Sally, que está en contra de ella. Luego, por lo bajo, oí decirle que también llevaban unas banderitas gays para sacarlas, así que ya no cupo ninguna duda. En ese momento, la cola empezó a avanzar rápidamente, pues eran casi las 9 (tres horitas esperando con las chicas, se me pasaron volando!) y las puertas las abrieron. Al poco tiempo, ya estuvimos dentro. Había tapado el césped del campo con un plástico azul, sobre el que estaba el escenario en un extremo del mismo. Éste no era muy grande, normalito con luces y todo, pero suficiente, ya que hay que tener en cuenta que el estadio de fútbol es uno normalito de barrio, con gradas no muy altas y una nave en un lado. Nos acercamos corriendo lo más cerca posible del escenario, que ya estaba rodeado por una no pequeña multitud, y allí asentamos nuestro campamento. No estábamos lejos del escenario, se vería bastante bien... y comparando con todo lo largo de campo que quedaba atrás, estábamos en un buen lugar. Nos sentamos un rato, estuvimos comiendo algo, volviendo a jugar con los abanicos, charlando, contando anécdotas... Se acercaron de nuevo el rubito y el morenito, que se habían ido a otro sitio con otra gente, y yo, tímido de mi y viendo que me quedaba fuera, me alejé en busca de Marcos, que también había asistido con Tony, Marta y otras amigas.

Estuve con ellos un ratito, y fue cuando Marta me dijo que el martes era su cumpleaños, y que me presentaría al chico de Ceuta que venía a su cumpleaños... más tarde por el msn me enteré de que ella le había hablado de mi... al principio le molestó, pero bueno. En esa conversación ya dijimos claramente que yo era gay, y ella me conoció mucho más profundamente, viendo que con el ceutí conseguiría poco, ya que él suele ser de una noche y nada más, sobre todo si viene poco por aquí. Así que nada... si todo sale bien, éste viernes lo conoceré en una fiesta en la playa... él esperará a alguien impactante y muy simpático y divertido... pero sólo me encontrará a mi. Una cosa que sí le dijo totalmente cierta Marta es que soy buena gente... y si, me considero una de las personas más buenas que he conocido, no es por falta de humildad, sino que simplemente miro hacia atrás y lo veo. Pero regresemos al concierto... Volví a donde estaban Sally y las chicas, cuando el rubito y morenito ya se habían ido a otro lado. Entre ellas hablaban de los gays, entonces yo pregunté que si ellos lo eran. Me dijeron que si, pero que no eran novios, pues el rubito ya tenía... del moreno no sabían nada, lo acabaron de conocer. Por lo que dijo Sally, el rubito va saltando de flor en flor aunque tenga novio (quizás sea inocente o no se entere... o él haga lo mismo, no me extrañaría). Se me vinieron los planes abajo, y al decir que era muy perro, desistí con mi idea de conocerlos más. Quizás con el tiempo lo haga, si volvemos a coincidir, quién sabe... pero las ganas se me quitaron.

Y me centré en Sally. Estrechamos nuestra relación, pero también los espacios. Hubo, al fin, algo de contacto físico, cuando ella se sentó en el suelo y se agarró a mi pierna durante un rato, mientras yo le acariciaba la cabeza y ella intentaba bajarme el pantalón. Y casi lo consiguió... Luego se levantó, y estuvimos jugando con los abanicos, empujándonos, y haciendo el payaso, pasándolo muy bien. Dijo que le dolía la espalda, así que me puse su mochila y estuve un rato dándole un masaje en los hombros, el cuello y la espalda. Se apartó su rizado y largo pelo, y las otras chicas le comentaron que se lo debía de cortar... a lo que yo respondí que ni se le ocurriese hacerlo, pues era precioso, y si a ella le gustaba así, no había más que hablar. Me gustan los pelos que huelen bien... Luego ella quiso hacerme otro masaje a mi, pero le dije que eso me daba muchas cosquillas, a lo que pasamos a hacernos cosquillas unos a otros en todos sitios. El contacto físico pensaréis que es una tontería, pero es importante para mi... no porque sea una chica, y el tocarla no tiene ninguna otra finalidad... sólo que significa que hay más confianza. Y eso me impresionó, porque con ella rápidamente surgió la amistad, cosa que no ha pasado con otra mucha gente que conozco desde siempre, a la que no nos atrevemos ni a tocar. Pero con ella sin problemas, me podía apoyar en sus hombros, o abrazarla con mis brazos, que era bien recibida. ¡Con lo que a mi me gusta ser cariñoso con la gente, y con lo que lo necesitaba! Lo pasé muy muy bien con ella... disfruté el momento como nunca, era feliz!

El recinto se fue llenando poco a poco hasta ocupar todo el campo de fútbol, de un extremo a otro, de personas apretujadas, al igual que todas las gradas. En los edificios cercanos, también se congregaban familias y vecinos en todos los balcones, y algunos que otros conseguían asomarse por los muros. Según decían algunos después, había unas 8.000 personas o más atentas a esos triunfitos en ese estadio... y la verdad, no me sorprendería que fuese cierto, porque tanta gente junta pocas veces había visto. Veía a conocidos a lo lejos, al semi-diosito guapo que Ariadna me iba a presentar, a otro gay de Mijas que conozco desde hace años pero que nunca nos vimos en persona, a Miguel, el amigo con pinta gay de mi hermana, etc...

A las 10 y media, tras casi una hora entera de pie porque estaba ya abarrotado todo, se apagaron las luces, y sobre el escenario aparecieron los últimos participantes de la más reciente generación de Operación Triunfo. Virginia, Iván, Pablo, Chipper, Sandra, Manu, Anabel y Mimi hicieron acto de presencia ante miles de fanáticos que aclamaban sus nombres con lágrimas emocionadas en los ojos. Digno de ver. A partir de entonces, y durante dos horas, los artistas fueron desfilando, formando dúos, tercetos, cuartetos, todos juntos o en solitario, y emocionando a los espectadores con sus canciones y buenas voces. Porque aunque luego digan mucho, a mi me gustaron, y bastante. Virginia cantó como los ángeles, y yo con ella en muchas ocasiones, al igual que nuestro querido Pablo, que nos dedicó al piano una canción a su Fuengirola natal, preciosa. Chipper cantó perfectamente su inglés e intentó con el español, e Iván se movió tan gay como siempre, pero fue muy simpático y divertido (Y eso que dice Marcos, que lo vio por la calle e intentó pedirle un autógrafo, que es muy borde... si es que, al final no son lo que parecen...). De los demás, no me gustaron mucho, aunque supongo que lo hicieron bien... no les presté demasiada atención. Entre las canciones que se sucedían rápidamente, Sally y yo nos intercambiábamos miradas, más cuando yo gritaba un "Arriba Virginia!", o una "Viva la Marea Azul!", por encima de todas las otras voces, y ella me miraba con ojos asesinos. Pero en muchas ocasiones, después, esos ojos se me antojaban adorables, dulces, mucho más bellos que los de la cantante azul, y transmitían mucho más que supuesto odio por yo apoyar a su contrincante, pues dice que no la soporta. A mi, al menos, me producían una ternura increíble, cuando me miraba con sus grandes estrellas entre su pelo ondulado, se me ablandaba el corazón inundado por el cariño, y sentía las ganas de querer y de abrazar a alguien. Necesitaba a un chico... pero no pensaba en ninguno. Tenía ganas de abrazarla muy fuertemente, la verdad. Pero me di cuenta de lo que estaba pasando... parecía como si me gustase ella, pensaba en algo más, y eso era imposible. Si, es imposible, porque físicamente no me atrae, sólo siento cariño hacia ella. Volví la vista al concierto, y me alejé de ella... aunque en momentos quisiese acercarme y levantarle los brazos para hacer la ola con las actuaciones de Virginia, pero no lo hice.

Sobre las 12 y media acabó el concierto, tras la serie de canciones tanto en inglés como en español, tanto conocidas o no, que me canté aunque no supiese con una sonrisa en la cara, a pesar de estar totalmente echo polvo, cansado y con dolor en los riñones (pues llevaba la mochila de Sally, y muchas horas de pie), canté, salté y grité como el que más. Mientras la gente iba desalojando el lugar, nos sentamos en el suelo, y fue cuando aproveché y llamé a eGeo. Durante unos 15 minutos sólo pensé en él y en nuestro meeting en Logroño, olvidándome totalmente de Sally. Pero cuando volví, allí estaba de nuevo para preocuparme... Menos mal, y no pensé que diría ésto, al salir ella se fue rápidamente pues su madre la esperaba. Los que quedábamos, Sarita y la otra chica, nos fuimos dando un paseo y muertos de sed hasta una heladería en el paseo marítimo frente la playa, donde nos tomamos nuestros batidos (para mi de fresa, por favor!), contemplando a la gente, criticándola (y es que cuando quiero y me encuentro a gente de mi especie, me convierto en una marujona total...) y calmando los nervios hasta las 2 y media más o menos, cuando la madre de la chica tímida, que por una vez habló más y se soltó, nos llevó a cada uno a su casa. Me acosté, pero no pude dormir... así que me vicié una vez más al Pokemon, la versión Azul, de las primeras, en una Game Boy Advance antigua que encontré, iluminado por la luz de la nintendo DS.

La cosa no acabó aquí, porque terminé soñando con Sally... cosas que contaré en otro momento, más tarde.

En general, pasé una tarde muy larga, pero estupenda, magnífica. Conocía dos gays más, y supe de la existencia de otros como yo en Fuengirola, y aunque no consiguiese nada con ellos, quizás consiga algo con el ceutí el martes, "gracias" a la intermediación de Marta... espero tener que dárselas y que salga todo bien. Me reí, hice reír a las chicas como nunca, jugué, me hice fotos, provoqué cosquillas, aclamé a mi adorada Virginia... Pero lo más importante, me gané la confianza de Sally, descubrí a una chica muy interesante y divertida en ella, tanto que podemos considerarnos buenos amigos. Lo que más me impresiona de ésto es que sólo ha pasado en las tres o cuatro veces que la he visto en persona... aunque tras los monitores, hemos mantenido largas y concentradas conversaciones via msn. Espero que ésta amistad continúe, que nunca se rompa, y que lleguemos a ser verdaderos buenos amigos...


Un besazo para todos!!!

Relato del martes: Vergüenza y Fotógrafos

El martes...

Sally llevaba varios días diciéndome que el martes, a las 4 de la tarde, me presentase detrás del Centro Comercial, para ir a casa de una amiga suya con los otros, y preparar una sorpresa para Sarita, sin ningun propósito muy definido. Y allí nos presentamos, en una casa ajena, con dos tartas hechas por Sally, la play con el juego SingStar y el Buzz, y tres paquetes de globos que inflamos antes de que viniese Sarita, que sobre las 6 hizo acto de presencia. Le dimos la sorpresa, se sorprendió, y nos lo agradeció a todos sorprendida. Vino también un chico que llamó mi atención... de mi estatura, muy rubio, y bonitos ojos verdes. Y gay, gay, gay, pero gay! No llegó a cruzar las piernas (de corto bello dorado), pero por la manera en que las juntaba, por cómo movía las manos y por cómo hablaba con su pequeño deje... se sabía que era gay. Pero pasó de mi... y menos mal, porque ése no era mi día.

Hay días en los que estoy soso... y ése me pilló mal. No conseguía hablar con nadie, me costaba articular palabras que tuviesen un mínimo de sentido, pero lo peor de todo es que no paraba de hacer el ridículo. Intenté cantar algo en el SingStar, por primera vez, pero a las dos frases desistí porque no acertaba ni una, ya que la cosa era de cantar, no de dar alardidos. Entonces empecé a ponerme rojo de vergüenza, y tiré la cocacola sin querer queriendo. Y la dueña de la casa, una chica repelente, se enfadó. Fui a limpiarla con la fregona y el cubo, y casi tiro el cubo lleno de agua. Tierra, trágame!! Salí un rato a tomar el aire al balcón, mientras la enfurruñada anfitriona terminaba de limpiar, miré la hora, y dije que me iba. Varios "Adiós!" que miraban atentamente la pantalla, una cucharada de la tarta que había preparado Sally, y me fui a las clases de fotografía. Soy una persona patétita, muy muy patosa, y que no para de hace el ridículo ante los demás... en ese momento me sentía feo, tonto, estúpido, gilipollas, horrendo... pero al menos soy así algunos días a la semana, y no a jornada completa... espero que nunca me veáis en uno de mis malos días...

En el taller de fotografía lo pasé muy bien, fuimos a un parque cercano a hacer retratos, aprovechando que había luz. Nos pusieron en parejas, y por una vez dejé que me fotografiasen libremente, y fotografié a otra persona según mis deseos. Imaginad, no estaba yo como para muchas bromitas ni con ganas de tratar con nadie... pero me tocó una mujer muy graciosa de pareja, con la que me divertí mucho y se me olvidó todo. Aunque a la noche volvió a mi ser la vergüenza por los recuerdos, y las ganas de morirme... Odio ese tipo de día. Hay veces en los que no tengo ánimos, no quiero hablar con nadie, solo tengo ganas de llorar... y me pilló justo en una fiesta, en la que hice el ridículo non stop. No abrí la boca en todo el día, con el miedo de cagarla de nuevo. Pero finalmente, todo salió bien y terminé animado. El chico gay rubito no se fijó en mi, y gracias doy al cielo. Quizás si que se fijó, pero se quedó defraudado al verme hacer el idiota como nadie. En fin, espero conocerlo más...


Pero menos mal que todo cambió el día siguiente, el miércoles, un día muy importante...

Un besazo a todos!!