sábado, 8 de noviembre de 2008

Sally emparejada, y yo añorándole.


¿Os acordáis del concierto en el que estuve hace dos semanas (para el que no, lo tiene aquí)? ¿Recordáis al guitarrista sin camiseta? Pues Sally, por casualidades de la vida, pudo contactar con él. La verdad, fue gracias a mi, pues yo le hice fotos, ella las colgó en el tuenti, él las vió, le dió las gracias, y comenzaron a hablar por el msn.

Y se han enamorado. Me alegro muchísimo por ella, porque estaba muy ilusionada, y yo podía ver a cada día su encaprichamiento serio in crescendo. Quedaron un día a tomar un café, el domingo siguiente igual... y al tercero, él se le confesó. Y ella recibió su primer beso en la playa, por la noche. Desde entonces, una semana atrás, son novios, y se ven todos los días. Super bien, estoy orgulloso de ella, la he felicitado porque el chico está para comérselo y parece más bueno que el pan. Pero.... jo, no puedo remediarlo.

Ésta tarde lo he conocido ya yo. Después de tomarme un café con Kitty a las 6, una hora después quedé con ellos en las clases particulares a donde van (a donde, por cierto, va todo el mundo... la mayoría de mi clase lo hacen). Lo vi de nuevo, ya con camiseta, y era bastante guapo, muy divertido. Sally estaba normal... aunque algo distinta. Claro, tenía novio. Y eso, quieras o no, si no eres fuerte, hace que cambies, ella se comportaba de una manera más arisca, como con superioridad. Cuando llegamos a un parque, ya con la luna en alto, estuvieron un rato haciendo los dos malabares. Después, se tumbaron en el césped y comenzaron a besarse... y ya yo no podía más.

Me sentía mal. No podía evitarlo. No eran celos, ni nada, yo estoy feliz por ella... pero me cuesta estar feliz por mí, y más viéndolos tan bien. Es algo de envidia, envidia porque ellos tienen la posibilidad de disfrutar a la persona a la que quieren diariamente, y sin ataduras, sin cortarse con nada, con la mayor naturalidad del mundo. Lo que más envidio es que ellos no han pasado nada, absolutamente nada, en comparación con lo que he pasado yo. Y su recompensa por el leve dolor, el estar felices juntos. ¿Y la recompensa por mi dolor, ese daño que a veces parece irreversible, pues aunque no quiera se siguen abriendo las sangrantes llagas? Si, he sido la persona más feliz del mundo durante dos días, y los siguientes, eso no se lo puedo negar a nadie, como nadie me lo puede negar a mi. Pero... ¿Por qué? ¿Por qué diablos, si se supone que mi recompensa habría de ser mayor, por qué ellos pueden verse a cada segundo, y yo encuentro la fuente de mi felicidad a casi 900 km de mi? ¿Por qué se ha dispuesto todo de ésta manera? Entonces no me queda pensar otra cosa. Me lo merezco. Por alguna extraña razón, algo hice en mi otra vida, me merezco tener a la persona que amo lejos, es otro impedimento más obligatorio que mi propia culpa ha impuesto.

Aquí llegamos a otra de las cosas que más me irritan. Todo podría ser perfecto... lo sé muy bien, porque lo sabe eGeo también, todo podría ser maravilloso si él estuviese cerca de mi. La pareja más feliz del mundo mundial (como diría Manolito Gafotas) que nunca tendría problemas. Daríamos envidia, pero nosotros no la fomentaríamos, al revés, buscaríamos la felicidad de los demás, al tener nosotros ya suficiente. Yo necesito poco... pero lo único que necesito es proximidad. Que alguien me quiera a mi lado. Lo "peor" (entrecomillado, ya que no es malo) de todo es que ya sé a quién voy a querer durante el resto de mi vida. Pero esa persona no estará a mi lado, por mucho que la desee y que diga que la sienta, hasta dentro de muchos meses, casi un año. Y todo esto es hipotético, ojo. No podemos asegurar nada. Me agobia esta situación, saber que nada es probable, verme impedido por la lejanía, por el futuro incierto. Sí, aguantaremos, y en mi variable optimismo pienso que sólo quedan unos 10 meses hasta nuestro encuentro, pongamos por ejemplo el cumpleaños de eGeo, en julio del año que viene. Pero por mucho que quiera pensarlo, 8 meses son 8 meses... 242 días, 5830 horas, 34981 minutos (son las 0:45 de la noche), 20 millones de segundos en los que sólo y exclusivamente pensaré en él. Eso es mucho tiempo, muchísimo. Cada día es un suplicio sin su compañía... me costará aguantar los 242 días de ausencia constante, sintiendo que algo falta en mi vida. 5830 horas en las que le daré muchos toques, y de las que unas 320 las pasaré colgado del teléfono oyendo su voz. Solo su voz, pues nada más tengo de él. Será muy difícil para mi, y me parece que también lo es para él ya, ver que pasan los meses, y que nada nuevo sucederá, pues ya sólo vivo y vivimos para que llegue ese día en el que (en el mejor de los casos) podamos vernos, tocarnos, acariciarnos y nunca más separarnos.

Como no podía más, miré a Sarita, y ella me vio la cara. Estaba muy triste, se me notaba en la mirada. Le dije que por qué no íbamos a ver al otro grupo, que estaban en otra plaza, y pilló la indirecta. Al salir del parque, me preguntó que qué me pasaba... y se lo dije claramente. Le echo de menos. ¿Por qué no podría ser todo perfecto? ¿Por qué siempre queda ese resquicio de dolor que nunca se va, que quiera o no, va a eclipsar a nuestra felicidad por momentos? Llegamos al otro parque, y allí pasé un bonito momento con Lara, Chris, Luca, Martin y los demás. Pero lo mejor fue cuando mi móvil vibró y la música de los Guns inundó el espacio y mi mente. Hablé un poco con eGeo... pero me tuve que ir, ya que los demás me llamaban. Ahora mismo, en este preciso instante, está cantándome por teléfono nuestra canción preferida, "Sail away sweet sister", esperando pacientemente. Te quiero, eGeo, te quiero. Siempre te querré. ¿Cómo no quererte?.

Volvimos con Sally y el guitarrista... y allí seguían besándose entre los eucaliptos. Estuvimos un rato más, pero ya hacía bastante frío... así que llevé a Sarita a su casa en moto y me volví a la mía. Ya está, punto pelota, el día terminó. Sé que va a pasar lo que le dije a Sally que pasaría: se distanciaría de nosotros. No he hablado nada con ella hoy, apenas nos hemos dirigido la palabra. Me ha preguntado un "¿Qué te parece?" y le he respondido con otro "Es muy mono, enhorabuena". Y poco más. La vamos a perder, lo sé... pero es lo normal. Todo es normal. Si yo tuviese a eGeo en mi vida ya... os aseguro que no me verían el pelo. Y vuelvo a asegurar que no me lo volverán a ver aquellas personas que despertaron mi insana envidia cuando pueda dormir a su lado cada noche.

Estoy algo mal... pero gracias a eGeo, que sigue esperando, ya desesperado tocando la guitarra al otro lado del teléfono, sé que me voy a sentir mejor ahora. ¡Muy bien mi nene, así llegarás a ser un famoso músico! Sólo te pido una cosa para cuando llegue ese momento: nunca me olvides. Nunca olvides a la única persona a la que has hecho realmente feliz. Me has enseñado a vivir, y por ti estoy dispuesto a luchar todos estos 8 meses de dolor, y los que hagan falta, porque sé que eres la meta que debo de alcanzar. Te quiero.

Un besazo a todos!