miércoles, 18 de junio de 2008

Bailando por última vez.


Me encantan los cuadros de Botero....

Pues si! Hoy vamos a bailar por última vez! A las 7 y media hemos quedado en el instituto, ensayaremos un poco... y al fin, nuestro debut en el mundo del baile llegará!

Así es, el profesor de gimnasia (el mío, no el tio buenorro que seguro que es gay que le da clase a mi hermana...) nos eligió para bailar en la fiesta de fin de curso, que se realiza en el salón de actos recién construido. Todos los años, al terminar el último trimestre, se organiza una actuación del concierto de flautas, que fundó un profesor de música muy amigo mio (y puedo decir que lo hizo con mi ayuda, yo fui el co-fundador, le di la idea... :P) hace tres años, y la verdad es que va viento en popa. Son sólo flautas, y aunque no permiten mucha versatilidad, queda precioso y tiene su mérito. Después del concierto de flautas, tocan las coreografías de Bachillerato. Los mejores grupos que han bailado en el examen, son seleccionados por el profesor para bailar en el escenario delante de todo el que quiera vernos. Y hacer ésto, por supuesto, nos sube la nota... si nos negásemos, la bajaría considerablemente... así que de una manera u otra, nos sentimos forzados a hacer el ridículo :P

Sobre las 8 y media de la tarde nos prepararemos tras el telón, rezando por hacerlo bien, con los nervios de acero derretido, temblando... y sonará nuestra canción, se abrirá el telón, y tendremos a todo el pueblo expectante por ver lo que hacemos.

Y entonces... la cagaremos xD

En fin, deseadme suerte!! :P

A night at the circus


En dos palabras.... IM PRESIONANTE!!!

Anoche hice algo que llevaba mucho tiempo deseando, pero que antes nunca había podido realizar... Fui a ver el Circo del Sol, representando su espectáculo Quidam, en el recinto ferial de Málaga!!!
Hace meses que veía los carteles por todos lados, y desde el principio insistí a mis padres para poder ir, no pensaba perdérmelo por nada del mundo, y menos ahora que me he propuesto vivir la vida al instante, aprovechando todas las oportunidades que se me pongan por delante...
Así que con varias semanas de antelación, y quizás por mi insistencia para que las comprásemos por miedo a que se agotasen, ya teníamos la entradas! Eran bastante caras, para qué negarlo... pero cada céntimo gastado ha merecido la pena! Porque, como he dicho, el esectáculo ha sido verdaderamente fascinante.

Sobre las 8 de la tarde hemos salido de casa, para llegar sobre las 9 y algo... Podríamos haber llegado antes, pero mi padre, como siempre, se perdió por el polígono de Málaga... si, ese tan chungo, lleno de prostitutas y droga... En eso si que no he salido ni a mis padres... ellos se pierden más que el barco del arroz, mientras que yo tengo un sentido de la orientación finísimo.Pero al fin, tras conducir entre putas y las casetas de la feria, nos bajamos del coche y nos encontramos ante las imponentes carpas azules y blancas del circo, tras el cual se escondía el sol en un atardecer perfecto si no fuese por la multitud de naves industriales que hay por ahí. Durante un ratico estuvimos esperando, viendo los artículos y el merchandising en la boutique que era una de las carpas, hasta que a las 10 menos cuarto, con nuestras cajitas de palomitas y aguas (una botella de Cocacola costaba 4 eurazos, ni loco me pido una!), entramos en la carpa central, le Grand Chapietau. Entonces empecé a disfrutar...

Por dentro era muy muy amplio, aunque al principio no lo pareciese. Las gradas no estaban muy elevadas, sino que los asientos se organizaban alrededor del escenario circular en el centro de la sala. Eran asientos pequeñitos, pero me resultaron cómodos... firmemente sujetados al suelo, con colchoncito de cuero rojo sintético relleno de gomaespuma. El escenario no era excesivamente grande... Al fondo estaba la banda, con multitud de instrumentos, y por los lados se abrían dos pasillos, que llegaban hasta el círculo del medio, como una península. Nosotros estábamos en la tercera fila, en uno de los laterales de la circunferencia, y la verdad es que no se veía nada mal!. Quizás habría sido mejor más atrás y delante de todo el escenario, para poder observar todo lo que ocurre sin problemas (ni dolores de cuello), pero no teníamos ni idea de cómo iba a ser la cosa. Aunque, la verdad, absolutamente todo acaba llamándote la atención, tu mirada se pierde en cualquier detalle, y te olvidas de no tener una perspectiva perfecta.

El espectáculo empezó sin mucha dilación... en escena se disponían dos butacas de metal, una radio sobre una extraña mesita, un perchero, una puerta, una lámpara y otros objetos. De repente, un chico de piel negra con un brillante traje azul oscuro y un extravagante peinado, hizo acto de presencia... y comenzó la magia del espectáculo.
Durante dos horas enteras el público disfrutó con todo tipo de actuaciones.... las vueltas de la rueda alemana, las piruetas de los chicos en las cuerdas españolas (como le llaman en inglés, "Spanish Webs") , las estatuas humanas, el "banquine" (los hombres haciendo piruetas y cosas... Había algunos increíbles... tanto por lo que hacía, como por lo guapos que eran!), las trapecistas en aros suspendidos en el aire, gente saltando a la comba... y uno de los más aplaudidos, cuatro chinitas muy pequeñas jugando con diabolos.
También cabía lugar para el típico payaso, un señorito gordinflón vestido de los años 30 o 40, que sacaba a personas del público con los que montar historias. La verdad es que era un descojone continuo... sin pronunciar palabra alguna en todo el show, por supuesto.

Era una maravilla ver que mientras unas 20 personas saltaban a la comba a la vez con muchas y largas cuerdas, dando vueltas entre ellas; otra chica con un largo y ancho vestido daba vueltas sin cesar (durante casi 15 minutos... no exagero!); un músico de la banda salía y se ponía delante de todo a tocar su guitarra eléctrica con el arco de un violín; tres personas hacían una torre apoyándose en las manos, y cómo un cuarto daba la voltereta empujado por otros dos y se colocaba de pie en las manos extendidas del que estaba más alto, casi rozando el techo; cómo otras chicas salían colgando en cuerdas, dando vueltas sin parar y haciendo piruetas; cómo otra chica cogía una y otra vez aros con el pie y los movía en su cadera, llegando a tener 5 o 6 girando alrededor suya. En general, te quedabas embobado viendo cualquier cosa, y me sentía frustrado por no poder contemplarlas todas... se hacían perfectamente, con un arte limpio... y cada vez que algo salía mal (bueno, solo en dos ocasiones hubo fallos... y es que eran cosas muy difíciles!), lo volvían a repetir como si formase parte de la actuación, recibiendo el doble de fervorosos aplausos.

Y todo esto, acompañado de una magnífica orquesta con música en directo, y un coro de voces precioso con canciones muy conmovedoras. Porque en si, Quidam es una historia triste, pero muy común. Cuenta la historia de una niña a la que sus padres no le hacen caso, y en su vida aparece Quidam. Quidam, en francés, es como un desconocido, alguien como cualquiera por el que no tenemos interés. Representa nuestra sociedad ahora, en el que el individuo ha pasado a ser anónimo, sin voz ni voto para los demás. La niña coge el somprero de Quidam, una persona muy alta sin cabeza con una larga gabardina, y comienza a viajar rodeada de personajes fantásticos, que transmiten emociones que llevan de la alegría a la tristeza y viceversa en unos segundos. Como he dicho, el creador, Franco Dragone, criticó en su obra la vida tan anónima que llevamos, en la que cada uno es independiente y vive autonómicamente, pensando en sus cosas y sus problemas, poseyendo un universo particular del que no es capaz de salir. O, claro está, eso es lo que a me dió a interpretar... tengo demasiada imaginación, no me hagáis mucho caso...

Cuando terminó todo, teníamos unos dolores inmensos en las manos... de tanto aplaudir... y en el cuello... de tanto mirar hacia arriba! Salimos, volvimos a pasar por la boutique, y me compré un programa de mano... Si, hasta el programa de mano tenía precio! Y eran 9 euros, que no es poca cosa... pero merecieron la pena.

Pasé una velada estupenda... porque ir al circo es una de mis aficiones favoritas, aunque haya asistido poquísimas ocasiones en mi vida. Siempre me ha fascinado toda esa parafernalia... pero mucho más, toda la estructura del circo en sí, del conjunto de carpas. De pequeño me quedaba embobado ante la grandiosidad que conseguían crear con enormes telas y hierros, todo un palacio donde disfrutar de buena música y admirable espectáculo. Así empezó mi amor por la arquitectura... recuerdo que de pequeño, la primera vez que fui al circo en Málaga, con unos 9 añitos, decía que de mayor quería ser "montador de circos"!! Y quién lo iba a decir, acabaría decantándome por algo parecido, la arquitectura, y planeando ser un arquitecto en un futuro.

Pero lo único que le faltó a esa velada fue alguien, cierta personita muy especial...

Un beso enorme, y recomiendo encarecidamente que si alguien tiene la oportunidad de ir, que la aproveche! Es un espectáculo único... y aunque es bastante caro, al final sientes una gratitud ante los artistas cuando salen a despedirse... que no te importaría pagarles un poco más.

Una pena que no me dejasen hacer fotos... pero los próximos días, os pondré vídeos, que por youtube hay muchos...