domingo, 16 de noviembre de 2008

Alex, manifestación, ramen, etc...


Llevo ya siglos sin escribir (bueh, dos días, pero seis sin hablar de mi vida diaria, cosa ya importante) sobre lo que ha pasado en esta última semana, así que  aquí viene un pequeño resumen. 

Empezó bien, como todas, estudiando. Tocó matemáticas y lengua. El primero me salió horrorosamente mal, como pudo ver eGeo, ya que ese día fue terrible para mi. El segundo, que lo hice este jueves, lo bordé con hilo de oro, la parte de literatura me quedó para enmarcarla. Las clases han transcurrido normales, a excepción de dos cositas curiosas. La primera es que el miércoles durante la clase de Estadística, Alex, quien no había venido, le había mandado un mensaje a una amiga suya, solo para saludarme a mi y a mi compañera de asiento. También, el día anterior, cuando yo estaba en el pasillo, se acercó por detrás y me hizo como cosquillas en el hombro, pareciendo ser algo parecido a un masaje, a lo que yo me aparté, tras lo cual estuvo un rato hablando conmigo. Acontecimientos muy interesantes... que me hicieron pensar. ¿Podría por casualidad darse quizás la posibilidad de que él se interese por mi? Lo he pensado... y ahora veo que sí, puede ocurrir. Porque la felicidad que eGeo despertó a mi se me nota a la legua, y eso afecta a mi físico...¡hasta me lo ha dicho mi abuelo! Mi abuelo paterno siempre adulaba a mi hermana, diciéndole que estaba muy guapa, y a mi no me decía nada... hasta ayer mismo. Me dijo que me estaba convirtiendo en un chico muy apuesto, que tendría a las chicas locas ("¡Jajaja, sí, bueno, no precisamente!"). Le dije que sí, que al fin había dejado de ser un patito feo, para convertirme en un cisne... pero en un cisne feo. ¿Qué más puedo pedir?. El caso es que esta belleza que siento en mi cuerpo no se me va a subir a la cabeza (más que nada porque, aunque no quiera aceptarlo, mi cara sigue igual...), así que sé lo que haré si sigue Alex dando muestras de interés. Al principio nada, solo pasar de él, alejarme un poco... no le diré que soy gay, ni que tengo novio. Si se da el caso de que vaya más y queden sus intenciones bien claras, también le dejaré claro desde el primer instante que tengo novio. Y punto,  no interesa para nada, como mucho, por la especie de apuesta realizada con Sophía Lauren.

Tengo los dedos fríos, me duelen, al igual que la garganta, protegida por el pañuelo de mi niño. Te quiero eGeo, te quiero y te adoro y te amo... y te necesito. Te echo de menos, no puedo evitarlo. Cuento los días que faltan hasta que nos veamos, aunque no sepa bien cuál es la fecha límite de la espera.

A pesar de todo lo que ocurrió, ocurre, y ocurrirá, yo voy a seguir escribiendo tranquila pero rápidamente, deseando que lo que pongo aquí sea de su agrado. La otra cosita interesante ya supongo que os será conocida, o eso espero: el jueves hubo, una vez más, manifestación contra el Plan Bolonia. Ahora no tengo tiempo para explicaros en qué consiste y por qué me opongo a él, pido mil disculpas que espero que sepan aceptar. Sí os contaré que ese día, tras hacer el examen de lengua y sentirme orgulloso de él (luego vendrán las sorpresas...), aprovechando la huelga estudiantil y que no seguíamos dando clase, ocho amigos y yo nos dispusimos a coger el tren y largar hasta Málaga, a quejarnos un rato. El pequeño grupo estaba formado por Ariadna, el mijeño guapo, Julián y su Lola, un chico compañero mío durante muchos cursos, Paco (ya hablé de él... tampoco dije mucho interesante, sólo que me gustan sus ideas, piensa muy bien), dos chicas más con las que no tengo mucha relación, de esas personas cuyas vidas piensan que son aburridas, y por supuesto, yo. A las 11 ya estábamos en Málaga... e imaginad a quién me encontré al salir del vagón del tren de Cercanías... ¡a Lara! Me alegró mucho verla, estuve un rato con ella, pero hube de volver con mi grupito. Hasta las 12 estuvimos en el nuevo Fnac que han abierto, precioso, donde encontré varios discos que me compraré cuando vuelva con dinero. A las 12 ya estábamos frente al "edificio negro", el lugar donde se suelen quejar todos los jóvenes. Al poco tiempo empezamos a movilizarnos.

Había gente de todo tipo. Pijos, hippies, yonkies, skaters, alternativos, snobs, rockeros, etc... ¡y gays! Delante nuestra marchó durante un largo rato dos parejas de chicos cogidos de la mano, de aspectos muy diferentes. Uno bajo, el otro alto, uno con pelo largo y vestido de negro, el otro repeinado y con jersey se cuadros. Pero guapos novios, que se besaban delante de todos, y se decían cosas bonitas. No tenían miedo a lo que pudieran decir alrededor, pues todo el mundo iba a su bola. Eran universitarios. Deseé con más fuerza que nunca tener ya los 18 años y medio y estar en Madrid con mi novio eGeo paseando por la calle, o gritando en las manifestaciones a las que asistiremos. Vivir nuestra vida, sin que las opiniones de los demás nos pudieran hacer daño, ni siquiera preocuparnos. Me sentí feliz, porque me puse en la piel de la parejita y sentí su felicidad, poca comparada con la que sentiré al lado del chico de mi vida dentro de un año.

En mitad del acontecimiento me acordé de algo. Hay un chico que conozco desde hace años, de Torre del Mar, con el que he trabado mucha amistad por msn, pero nunca nos habíamos atrevido a quedar en persona. Pues bien, el día anterior me dijo que iba a ir a la congregación, así que me mantuve atento por si lo veía. Tenía pocas esperanzas, en ese mar de miles de personas... pero el caso es que lo vi. Temiéndome que no fuera él, dejé atrás a mi pequeño grupo, avancé entre las aguas, y nervioso puse mi mano en su hombro. No sé cómo, pero le dije con toda la tranquilidad del mundo "¡hey, te pille!". Se dió la vuelta... y si, era él. Oscuras gafas de sol tipo policía Ray Ban y una gorra negra. Era guapo, sí... lo que no me gusta es su afición, por la que hemos discutido mucho. Olía a marihuana. Fuma maría, y otras cosas, le gusta, dice que le abre la mente. Respeto su opinión, pues nunca ha intentado convencerme de ella, aunque sí me ha explicado muchas veces por qué lo hace. A mi, sinceramente, no me importa, somos buenos, amigos, me ha contado muchas cosas y yo se las he contado a él, y punto. Algún día hablaré más extensamente sobre él, lo que representa, y lo que ha vivido.

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Parón de 15 minutos para comprar unas hamburguesas en el Burguer King más cercano. He terminado de los nervios, pues la tipeja estaba "apamplá", es decir, en las nubes, y con una cara de colocada increíble, a la que había que repetirle mil veces lo que querías, para que luego te dijese que sólo hay hamburguesas determinadas hamburguesas... ¡menudo día ha elegido mi madre para "alimentarnos" de comida basura!. Prosigo...

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Tras el estrechón de manos y algunas palabras cortadas (hasta él parecía más tímido que yo), volví con los míos, aunque sobre la 1 y media me grupo se aburrió, y nos dividimos. Yo estuve por el centro con Ariadna, los dos chicos y el mijeño, en la calle Larios y derredores. Paramos a un Pans and Company, me tomé un bocadillo delicioso y me volví a encontrar de nuevo con Lara. Charlé con ella, y nos despedimos ya hasta el próximo fin de semana. Con mis ya cansados compañeros pasé un bonito rato en un parque cercano, tomando el sol y viendo a los guapos skaters hacer de las suyas sobre las cuatro pequeñas ruedas. Sobre las 5 el día malagueño acabó, aunque hicimos una parada en el inmenso complejo comercial Plaza Mayor, aunque yo quisiera estar en el msn charlando con mi chico, el cual me esperó el pobre sin resultado. Esa es una parada obligatoria para cuando venga eGeo. Lo tengo todo planeado. Cuando vaya a recogerlo a la estación María Zambrano de Málaga, bajaremos del tren (cuando pare) en ese centro comercial, pasearemos por sus jardines, veremos sus tiendas y le besaré sus labios con sabor a buñuelos de chocolate, los que le compraré en el puesto al lado de la fuente. Con estos pensamientos, y muchos más, sentado en un vagón aparte pues no había espacio para mi con los demás, llegué a Fuengirola. El día siguió con normalidad.

El viernes por la tarde estuve con Sarita, Sally y la chica tímida en la casa de la pradera, perdón, de la primera. Sally se llevó a su nuevo novio. Ésta vez no me sentí nada mal, y respecto a ello es digno de mencionar que Sarita estuvo constantemente pendiente de mi, preguntándome si estaba bien. Sí, estaba muy bien, y se me notaba. El por qué... no lo sé, pues razones no tenía. Estaba bien porque sí, y porque ellos no estaban tan acaramelados como el otro día, quizás por el hecho de estar en casa ajena. Comimos ramen (el cual consiste en una sopa de fideos de trigo sazonada con salsa de soja y aderezada con carne, pescado o verduras. Sí, he tirado de la Wiki, porque tengo ganas de terminar de escribir y hablar con mi amor. Ejemplo en la foto de la comida asiática.), comprado en un supermercado chino, y después vimos "El viaje de Chihiro", película que me encantó. Ahora tengo en mente "El castillo ambulante", "La princesa Mononoke" u otros títulos del tipo, pues he descubierto que me gusta mucho el anime. Otro día más que se consumió el sol, y el sábado dió lugar a dos días de descanso y paz en la casa de mis abuelos en Córdoba. Al menos, hice muchas fotos...

Esta semana solo tengo un examen, así que escribiré mucho más. ¡Y acabaré finalmente con la historia!

¡¡¡Un besazo a todos!!!