domingo, 1 de noviembre de 2009

Sigo vivo.





Sí, todavía respiro.

¿Pero qué queréis que os diga?

Que mi vida es como una banda de Moebius. No hay otra cara, ni cambio ni transformación.

Todo sigue igual... incluso peor.


Pero sí, mantengo estables mis constantes vitales. En última instancia, supongo que no puedo quejarme.



Hasta la próxima.

Gato.