sábado, 29 de noviembre de 2008

Este viernes, importante en mi historia

Aprovechando que he hecho hoy el examen de francés, pongo el nick en tal idioma. A mí el francés nunca me ha hecho mucho tilín, no he estudiado nunca más de lo necesario, pero ahora poco a poco le voy cogiendo el gustillo. Es el idioma del amor, o eso dicen. Me da igual, el francés, el italiano, el alemán, el español o el chino mandarín... eGeo sabe que todas mis palabras hacia él buscan y transmiten amor.

Éstos días son largos. Ayer tuve casi una crisis de ansiedad, no podía más. Por la mañana no fui a clase, una inmerecida huelga que nos creamos, con el consecuente reproche por parte de los profesores, aunque sí que estuve haciendo cosas buenas: estudiando en la biblioteca con los demás. Estuvimos haciendo intersecciones de rectas con planos de dibujo técnico durante unas cuatro horas, terminando de los nervios. Por la tarde, volví a intentarlo yo solo en mi casa, pero no conseguí nada, sólo frustrarme más. Me puse con francés, pero lo veía demasiado fácil. Ataqué a la historia, y me amargué viendo todo lo que se me venía encima el fin de semana. Y además, sumémosle el examen de filosofía de dos temas (el maravilloooooso dueto Platón-Aristóteles, que alguna vez tendría que caer), el examen final de estadística, y la temerosísima prueba de mi conocimiento en las matemáticas. ¡Y encima, inglés por las tardes, y un novio amado en la otr
a punta de España! Os juro que en esos momentos me desespero, viendo todo lo que tengo que luchar para poder conseguir lo que quiero. Y lo peor es que no vendrá poco a poco la recompensa... sino que habré de esperar y esperar hasta que cierto día, no se sabe cuándo, reciba tanta compensación por semejante esfuerzo.

Pero hoy estoy bien. ¡Hoy es viernes, señores!. Último día de la semana laboral, el primero del fin de semana de libertad completa. Bueh, oscurecida por la sombra inminente de los exámenes próximos... pero libertad, al fin y al cabo. Aunque la haya cagado en el examen de dibujo de hoy y me haya inventado rectas y trazas con los horizontales y verticales por doquier... ¿qué importa? ¡Hoy es viernes, y voy a salir, a estar con mis amigos, a hablar tranquilamente con mi novio!

Aunque salir salir con mis amigos, poco he podido. Sobre las 6 y 15 quedé bajo mi portal con Sophía Lauren y su amiguito Alex (ajá, Sophía, aunque ya no me lees pero sé que te pondrás al día con tu blog y el mío porque te obligaré, me debes algo... te dije que Alex era gay, y así es :P). Y confirmadísimo que es gay, aunque diga ser bisexual, porque vino con su novio, ni más ni menos. El chico delgadito, de piel oscura, parece ser canario. Aún así, me percaté de una cosa a lo largo de la tarde: éste estaba más pegado a Alex que viceversa... le pedía besos, cariños, le decía que le quería... y el otro se mostraba frío con él. Sinceramente, no veo mucho futuro a la pareja, creo que Alex solo está probando cómo le va con un chico. Con ellos tres, tras muchos abrazos con mi querida y ya añorada Laura, nos fuimos al parque. Allí estaba ya Lara, Martin y poco más. Abrazos, besos, más abrazos, mi relación con Lara cada vez se estrecha más. E
s una chica muy muy especial, me encanta, a todo el mundo le encanta. Y por alguna extraña razón, es muy cariñosa conmigo, eso me gusta mucho. 

Me hice algunas fotos con Laura, lo pasé muy muy bien con ella y con Alex, es un chico muy gracioso... y a mí me pillaba el día bueno, porque hoy estoy muy muy animado, casi hiperactivo, por lo que no paraba de hacer bromas y sobre todo mi especialidad: comentarios satíricos. Lamentablemente, pronto hube de despedirme de ellos, tras abrazos y más abrazos, y me dirigí a recargarle el móvil con 5 euros al amor de mi vida. En el trayecto de una calle a otra, me encontré con una de las chicas del grupo G(gay), como le llamo, la saludé y poco hablé con ella, luego con la prima de Marcos, Marta, dos besos y poco más, y cuando ya llegaba, choqué de frente con Sarita, Sally y la chica tímida. Con ellos me explayé más cómodamente, hablando de los planes y de lo que queríamos hacer ese finde. Mañana por lo visto hay concierto de otro grupo en otro local, supongo que iremos. ¡Bien, desfaseeee! Lo malo es que nos dejarán hasta las 12 y media como mucho. ¿Que ironía, no?

Llegué a mi casa a las 7 y veinte y a los diez minutos ya estaba en el coche con mi padre. Él había podido escaparse y salir antes de su trabajo para ir a Málaga. Le enterado sobre un concierto de música clásica en la catedral de Málaga, y pensó que me gustaría. Acertó. En el lento viaje de ida, por una carretera atestada de coches que avanzaban con parsimonia, hemos hablado de todo un poco. De mi futuro, de la carrera, de la ciudad X, de mil cosas más. Y de repente, le he dicho que estaba pensando en irme a Madrid. ¿Por qué Madrid?. No sabía qué decirle... le expuse que allí había más posibilidades en el rango laboral, que la universidad era mucho mej
or, y tal y tal... Me dijo que bueno, que lo pensase bien, pero que él preferiría que estudiase en Granada o en Sevilla durante los dos primeros años, y al tercero me fuese donde quisiese, además de que todo podría depender del estado económico. Acertó diciendo que al fin y al cabo era lo mismo, pues igual independencia y libertad tendría, sólo que más barato en las ciudades cercanas.

De repente, sin venir a cuento, me preguntó. ¿Y cómo te va con el chico éste, eGeo?. Puf. Entonces me explayé a gusto. Me va muy bien, hablamos todas las noches... le hice un breve resumen de su vida más reciente, contándole anécdotas y cosillas varias. En cierto momento me dijo de pasada que debería ser duro tener a un "amigo" a tanta distancia... pero cambió bruscamente de tema, quizás inconscientemente, aunque poco podría haberle dicho yo al respecto. Al poco tiempo, de repente se me paró el corazón, al igual que el coche volvía a frenar sus ruedas en las ya carreteras de Málaga, y mi temblorosa voz pronunció las palabras definitivas que podrían cambiar el curso de mi vida. "Quiero irme a vivir a Madrid con eGeo". Temiéndome lo peor, tan sólo oí decirle que ya lo suponía, que era lo normal. Me volvió a plantear su propuesta de quedarme aquí cerca durante un tiempo, para conseguir dinero, pues en una ciudad grande como Madrid dos personas sin nada lo podrían tener bien difícil. Le dije que si, que ya lo sabía, y que había dado mil vueltas a la cabeza al tema, pero que sólo son hipótesis. Hay que plantearlas, poner las cartas sobre la mesa, y elegir la que más y mejor promete. Me dijo que pensase en lo que yo quiero hacer, pero al rato me soltó que acabaría con mi madre. Lo sé, se lo dije, iba a ser muy duro, pero era natural. Por supuesto, le aseguré que no iba a
 abandonarlos ni a olvidarlos, no quería romper la relación... solo conseguir afianzar una, la primera externa que me importa (esto último, lógico q
ue no se lo dije).

La cosa terminó bien. Al salir del coche, unos 15 minutos después de que empezase el concierto, ya habíamos dejado el tema. Quedó en tablas, diciendo que todo ya se vería. Todo es posible, pero no probable. Llegamos a nuestro destino, la bella catedral de Málaga, la manquita. ¿No sabéis por qué le llaman la manquita? Pues porque una de sus torres está sin terminar, lleva amputada una de sus extremidades más de 200 años, y así habrá de seguir. Entramos, y el sentimiento nos embriagó. La música en directo es maravillosa. La buena música. Haendel sonando por los cientos, miles de tubos metálicos del inmenso órgano interpretado con maestría, junto con el arpa y las flautas de pico, llenaban la oscura catedral en mil reverberaciones y sonidos fantásticos, de otra época y lugar. Te transportaban al lugar que tu más quisieras. ¿Y cuál era el lugar donde más quisiera yo estar? Allí mismo. Con mi chaquetón pas
ando frío, con mi cámara en riste. Pero agarrado de la mano de eGeo. Tal y como vi a dos hombres ya mayores en la última fila de asientos, de esos bancos de iglesia antiguos, agarrados de la mano. ¡Tremendo sacrilegio en un lugar santo! Me encantó.
La actuación terminó. Lamentablemente, no se les veía en persona, pues se situaban en un balcón superior al lado del órgano colorido, aunque sí se les retransmitía en tres enormes proyectores. Salió la gente en tropel por la inmensa puerta, cientos de personas, la mayoría mayores, otros chicos jóvenes como yo pero vestidos de camisa y jersey de punto repeinados. No puedo negarlo, hay algunos muy monos, y la verdad es que su punto de santurrón algo me atrae. ¡Qué ganas de ver a eGeo vestido con traje!. El viaje de vuelta a Fuengirola fue mucho más rápido, ameno, charlando sobre mi padre y su trabajo, que anda super liadísimo, todo muy precario, pudiéndose ir su empresa, con su puesto, al piquete en cualquier instante.

Buen final de semana, sin duda. Y aún quedan dos días por delante, que aunque pasaré casi completamente entre libros, pienso aprovechar al máximo.

¡Un besazo a todos!

PD: La foto primera es de la Catedral, por supuesto... y la segunda es de un individuo en la calle Larios. Menos mal que no me vió echarle la foto... porque aquí te saltan al cuello a la mínima si te ven con ese armatoste entre las manos.