domingo, 21 de diciembre de 2008

¿Amigdalitis? ¡Noooo, por favooooor!



Mi madre ha comprado natillas de chocolate. Eso sólo puede significar dos cosas:

1) Que alguna compradora cruel se lo ha endolsado en su carrito de la compra. Mi madre nunca compra natillas de chocolate.

2) Que me considere oficialmente enfermo.

Así es nenes y nenas, mayoría nenes y pocas nenas, mi madre ha comprado natillas de chocolates, cosa que sólo y exclusivamente hace cuando alguien está mal, como yo, que estoy malo malito, enfermo terminal. (Bueh, no tanto :P)

Al final, el viernes por la noche salí a cenar con los de la clase. Estaba yo tranquilito en mi casita, en el ordenador, cuando me llamaron... ya habían intentado convencerme en el msn, pero me había negado en todas las ocasiones... aunque en ésta cambié radicalmente de parecer y acepté. Me cambié, me puse mi camisa nueva y mi chaqueta de cuero, algo de perfume y salí de casa. Cuando llegué, me aplaudieron nada más llegar... pero no me importó. Esa noche ya estaba frío yo, y no sólo físicamente, sino anímicamente. Fui, pero no sé bien por qué. Aguanté toda la cena sentado en la cabecera de una laaaaarga mesa donde todos mis compañeros de clase estaban comiendo ya, al lado de una parejita. El chico que la componía había sido muy buen amigo en su tiempo, compartíamos las mismas aficiones, y era la única persona con la que hablar durante mis muchos años de soledad en el patio del recreo, aunque nunca supo de mi homosexualidad. Volvimos a retomar temas pasados, a bromear por lo de siempre, la verdad es que pasé un agradable momento con él. Cuando ya se dio la vuelta y empezó a besar a su novia, todo cambió. Me centré en mis filetes y el puñado de patatas pochas, me hundí en ellas, me embadurné de la salsa de pimientos y deseé desaparecer. Al terminar rondé entre las otras personas, muchas me preguntaban que por qué no pensaba ir... y no sabía qué decir. Paco, el chico tan curioso del que ya apenas os acordaréis, pero que mencioné aquí y aquí, se interesó por saber por qué lo hacía... pensaba que era una actitud de rebeldía, de "Gato versus El Mundo", y ciertamente eso podría parecer. Ni yo tengo claro por qué no quería ir. Supongo que sería porque no quería ver a las parejitas, porque presentía que no me sentiría bien... o porque simplemente mi cuerpo me estaba avisando. Estaba cansado de hacer lo que todo el mundo quería... estaba harto de poner la cara bonita para parecer esa persona amigable y simpática... no quería llevar más la máscara, pensaba dejar de aparentar, y por una vez actuar según me apeteciera a mí. 

Al dirigirnos a la Plaza Amarilla (típico lugar de botellona) hablando con Paco, y empezé anotar los primeros síntomas. Dolor de garganta, cansancio, la cabeza a punto de estallar, molestia general en todo el cuerpo. Pocos minutos duré allí. Ya empezaban todos a beber, y me aburría. Daba vueltas, hablaba un poco con los abstemios, hacía el tonto con los que ya empezaban a caer bajo los efectos del alcohol, la mayoría. La enorme plaza estaba desierta, sólo nuestro pequeño grupo manchaba la estampa nocturna del Paseo Marítimo. Gracias a Dios, mi móvil empezó a sonar, pero por esta vez era Lara. Me decía que estaban en un local cercano que me pasase. Más contento que unas pascuas, me despedí del grupo diciendo que debía irme a casa ya, atravesé pocas calles, y me encontré con mi gente de verdad. Sentada con ella y otra chica estuve un rato, hablando de mil cosas, haciendo el tonto... pero yo ya me encontraba mal. A las 1 me fui, acompañado por ellas, y por Luca, con el cual nos encontramos por el camino.

A la mañana siguiente ya desperté mal, mal, mal. Me seguía doliendo horrores la cabeza, las amígdalas se habían hinchado. Entonces mi madre me dijo que iba a contraer de nuevo amigdalitis... cosa mala para mí, ya que cuando me da, una vez al año, es muy fuerte, caigo con 40 grados de fiebre hasta una semana. La ocasión anterior, tuvieron que ponerme penicilina, me dolió. Poco puedo decir sobre estos dos días del fin de semana. He hablado por el msn con mucha gente y por teléfono con eGeo, han surgido novedades respecto al tema de Alex y al clon que me encontré en el Vialia de Málaga, pero poco más. El dolor el primer día fue intenso, tenía un cansancio en todo el cuerpo que no podía soportar. Hoy ya ha remitido un poco, aunque sigo con el dolor de cabeza y la pesadez en los párpados, tan sólo he llegado a los 37 de temperatura. Me he tomado lizipaína y más cosas cuyo nombre no recuerdo (mi madre es farmacéutica, estoy rodeado de medicamentos, y aun así no me sé los nombres), incluso aspirinas, aunque me ha dicho cierto pajarito médico que son más malas que pegarle a un padre, que deberían prohibirlas pues podrían desangrarme. Gracias a Dios, sólo fue falsa alarma, aunque me lo pensaré dos veces antes de tomarme otra.

Eso es todo, amigos. Mañana espero recuperarme. Saldré un poco, ya que el fin de semana lo he pasado recluído, me despejaré y volveré a verlo todo de la manera positiva. Estos días de convalecencia han sido agotadores tanto física como anímicamente. Espero que esas amigdalitis que anunciaba mi madre sean sólo presentimientos suyos, y que no se hagan realidad.

¡¡Un besazo a todos!! ^^