miércoles, 27 de enero de 2010

Patopatopatopatopatopatopatopatopatopatopatopato.






Mira que hay gente estúpida en el mundo.


¡Y mira si he tardado yo en darme cuenta!



"El fútbol es popular porque la estupidez es popular"


Cómo acertó Borges, ¿eh? Con lo del fútbol estoy de acuerdo, pero sobre todo afirmo lo segundo.


Echo de menos estos pagos. Pero qué queréis que os diga: no quiero volver para contaros mis miserias. Mi vida es más triste que antes, muchísimo más. Y no merece la pena. Ahora soy un autómata, voy a clase, y vuelvo a casa, punto pelota.

Pero no pierdo el tiempo: leo poesía, veo cine clásico, voy a conciertos, y aprendo a bailar claqué por mi cuenta. Y soy un maldito, un desgraciado, pero algunos días sí, soy feliz, aunque cuando no, no me aguanto ni yo. Los ataques de ansiedad son constantes, pero también los de euforia.



Y mil cosas más diría de mí. De todo.

Pero no, me contengo.


Porque... total, ¿de qué sirven ya las palabras?

Hace tiempo que dejé de creer en ellas. Algunos estúpidos me enseñaron que son unas viejas mentirosas, aunque no me refiero al significado del lenguaje que le daba el del gran mostacho. Pero me vale.


(Seguro que no soy el único que ha pensado que ese bigote enorme le controlaba a él. Espero que sepáis de quién hablo.)