lunes, 29 de diciembre de 2008

Limpiando para el nuevo año


Hoy no he salido de casa para nada. Mi madre llevaba unos días mandándome hacer algo, y ya tocaba, no podía retrasarlo más. He pasado toda la mañana limpiando el cuarto. Quitado cosas, pasando el trapo y volviéndolas a poner.

Con ello, he purgado mi habitación y todo el 2008. A cada cosa que apartaba, una olvidaba, y con cada ácaro que asesinaba, una lágrima llorada se secaba. Este año me parece que ha sido de los que más he llorado. Pero ha sido el único año en el que he acabado llorando de felicidad pura y dura, cien por cien verdadera. Ha sido el primer año para muchas cosas, pero sobre todo, para la felicidad.

He hecho algunas remodelaciones necesarias para los nuevos tiempos. Este año he puesto un nuevo complemento en mi cuarto, grandes ventanales y espejos, ese toque de luminosidad que me ha aportado eGeo. El espejo sí lo he puesto de verdad, al fin, y eso es un paso enorme. Ahora me miro en el espejo, antes no quería. Ahora me gusta lo que veo. Veo un chico seguro, hecho y derecho, con fuerzas para conseguir lo que quiere, un chico también sabio por la experiencia, con las heridas ya casi curadas, pero con las cicatrices candantes  que nunca olvidará, que le recuerdan y aconsejan cómo actuar. Y también, por qué no, veo a un chico guapo. Con el pelo como quiere, con un cuerpo que no está mal (ni bien), por primera vez en mi vida veo su sonrisa bonita. La veo bonita... porque es sincera. Sonríe de verdad. He aprendido a utilizar bien este nuevo mobiliario. Ya no veo en el espejo del baño al pasar por el pasillo a ese chico esmirriado, con el pelo mal puesto

He agregado nuevos accesorios, y he quitado otros muchos. Adán ya estará ahogándose en la isla ecológica de esas, que huelen peste cuando hace sol. Pues allí estará, atemorizado por los mismos temores que yo tenía. Solo, triste, abandonado, sucio, insensible, despreciado, adjetivos que durante años se acumularon en mi diccionario y que hoy he borrado con mi tipex mágico. He tirado hojas y hojas de recuerdos amargos, con historias de personajes vacíos, con melodías siniestras de funeral, con trazas que dibujaban un trágico y perverso final, todas ellas las he quemado. Para que no se vuelvan a repetir, el humo negro se ha ido volando y los pedacitos chamuscados se han dispersado en el amplio cielo. Jamás volverá a mí. He tirado también la impresora que solo imprimía papeles negros, manchados, que nunca daba nada bueno, que no te ofrecía lo que le pedías, ni te proporcionaba aquello por lo que había trabajado. 

En este año 2008 han pasado muchas cosas. Mi cuarto ha cambiado mucho. Al principio, no lo limpiaba nada. De repente, en Mayo, me di un lavado de cara a mí mismo y me puse a trabajar. Finalmente, en Octubre acabé con la faena, y ha quedado limpio y reluciente. Las vistas de mi ventana son las mismas, solo que ahora las veo con otros ojos. El cristal lo he cambiado, y ahora veo cosas nuevas. Los pájaros se acercan a verme, el señor mayor del tercero que se levanta por las noches sigue con su costumbre, y me encanta verlo. Me gusta ver su robusta fragilidad de anciano, su parsimonia, su constancia, su tranquilidad en el hacer. Ahora me paro a apreciar las cosas pequeñas de la vida. Ahora sé cuáles son las cosas pequeñas de la vida. Salir con mis amigos al parque cada día, se convierte en una odisea de ilusión y alegría con un final siempre distinto, inesperado y emotivo. Esos amigos de verdad que he descubierto, que me escuchan y piden mi opinión, que me comprenden, que quieren desentrañar el confuso mecanismo de mi mente.

Adoro mi nueva vida. Adoro a eGeo. Él me lo ha dado todo. Aunque creo que también tengo derecho a felicitarme a mí mismo por todo lo que he conseguido este año. Mi vida ha sido muy dura. No la más dura del mundo, lo sé, pero tengo que estar orgulloso de haber soportado todo pacientemente, sin tirar nada por la borda, pensando siempre en las consecuencias de mis actos. También he de agradecer el apoyo que me ha ayudado a sobrevivir a muchas cosas. Una son mis libros. Mis libros es mi imaginación, la esperanza por un futuro mejor, el deseo de mejora, los sueños que quería alcanzar. Otra, es mi ordenador, mi querido ordenador con su gran pantalla. Y dentro de esa pantalla plana, cada uno de vosotros. Muchas personas, podría decir que todas las más de 12.000 que han pasado por aquí desde su apertura hace 10 meses, me han ayudado, me han enseñado a ser como debo ser, me han dado empujoncitos cuando no podía más, permitiéndome ascender a donde estoy ahora. Este año ha sido el año del blog, en el que lo he empezado, y en el que os he conocido. He conocido a muchos bloggeros importantes para mi, en especial el fantástico Joac, el ya desaparecido Tiz (¡Se te echa de menos!), el intermitente Rey del Recorte, el fugaz Bo Tare, el sabio Oso y el divertido Jorge. Muchos más se me quedan, aunque no tantos, porque desgraciadamente mi blog no es de los más exitosos ni conocidos... será porque no lo merezco, y es verdad, no creo que sea más bueno que los demás. A todos ellos que estuvieron allí siempre comentándome, aunque yo no les respondiese a la mayor parte de los comentarios como debería, gracias, muchas gracias.

Todos descubriréis algún día mi nuevo cuarto. El cuarto que compartiré con eGeo en cualquier ciudad dentro de cierto tiempo. El que decoraremos juntos con los nuevos recuerdos que recogeremos de cada año que pase a su lado. Prometo que así se hará. Tengo fuerzas suficientes para luchar. Este Gato tiene sus nuevas botas para saltar lejos, muy lejos, en este nuevo 2009.


¡¡Un besazo a todos!!

(Así me vestí para la limpieza a fondo. Tipo Cazafantasmas. Maravillosa película.)

La guerra de los clones


La mañana del viernes fue rara. Llegar a casa sobre las 11, estando acostumbrados a llegar a por la noche, se nos hacía incómodo. Pero como la mayor parte del tiempo, hasta la comida la pasé aquí sentado ante mi ordenador.

Después de ingerir diversos y deliciosos manjares como sándwiches de "jamonyó", volví a mi trono real en mi cuarto. Empecé entonces a hablar con ese chico que tanto se parecía a mi del Vialia... llamémosle... pueeees... Toby, por ejemplo. Tiene nombre de perro, pero no, no lo es. El caso es que Toby me decía que esta tarde nos veíamos... ¿por qué?... pues porque había quedado con Alex. Y el tal Alexito pues no me había dicho nada, no me había avisado. No me molestó en realidad, si habían quedado solos era por algo, no me importaba. Le dije pues a Toby que yo no iría, que tenía cosas que hacer... y que Alex no me había dicho nada. Entonces se revolucionó, dijo que yo tenía que ir, y hasta llamó a Alex para que me dijese dónde habían quedado. Yo entre tanto le insistía que no... verdaderamente no tenía ganas de ir, no me encontraba con el cuerpo bien. Aun así, al poco tiempo me llamó Alex para decirme que habían quedado para cojer el tren de las 16:15. Miré entonces el reloj. ¡Eran las cuatro en punto!. Como una bala, ya decidido a ir, me cambié de ropa, me afeité, me embadurné de desodorante y colonia, cogí el pañuelo que me regaló eGeo, mi mariconera y algo de dinero, y volé hasta la estación.

Gracias a Dios, llegué a tiempo. Allí estaba Alex, que ya me había comprado un ticket. Entré en el tren con el corazón todavía a punto de estallar y jadeando, aquello habría parecido otra cosa. Me senté con las amigas de Alex que nos acompañarían, tres chicas de la clase de al lado muy simpáticas y divertidas, que por alguna incógnita razón me han cogido mucho cariño. El viaje fue divertido, hablé mucho con ellas, lo pasé bien. Alex iba vestido bien... aunque para mi gusto, muy gay, pero eso es siempre, ya que es muy amanerado... aunque los demás no le ven gay. De cualquier manera, él sigue diciendo que es bisexual... le creeremos, pues. En realidad, mucha gente es bisexual, como Chris, Martin o Toby. Lara opina que todos deberían ser bisexuales... verdaderamente libres... yo no sé qué opinar, a mí me da igual. Yo ya elegí esta acera, y no quiero cambiarme otra vez. Que hay mucho tráfico veloz en la carretera.

Ya en el centro comercial, el famoso Vialia, estuvimos dando vueltas hasta la hora señalada. Nos fuimos al lugar del meeting, y allí lo vi. Muy alto, con el pelo parecido al mío, algo más oscuro y corto, pantalón negro sobre converse, una sudadera roja muy parecida a la mía también roja, y sobre el pelo, su característico pañuelo rojo perfectamente instalado. Estaba nervioso yo, tenía un nosequé en las tripas... pero me armé de valor y me puse tras él. Le hice un amago de cosquillas, suficiente para que se percatase de nuestra presencia, se sobresaltó, se apartó... y nos saludó. El saludo fue frío, un apretón de manos, aunque he de mencionar que él antes por msn me decía que no sabía cómo saludarme, si dándonos la mano o un beso. Le dije que lo que saliese, y eso fue lo que salió. Ambos presentamos a nuestros respectivos grupos. Con él venían dos chicas de nuestra edad, altas, monas, una de acento fino, perfecto, del norte probablemente, castellana pura. La otra, más de por aquí, campechana, y muy divertida.

Ese nuevo grupo, ya de 9 personas, se unió rápidamente. Al principio tímidos, yo y la castellana era los que más hablábamos. Poco a poco, todos participaban de la conversación, hacíamos bromas, nos compenetrábamos. Nos llevaron a una tetería en la calle, cercana, pero que estaba abarrotada, por lo que hubimos de volver. Más tarde fuimos a buscarle un regalo al novio de Toby en varias tiendas, novio que casualmente se llama igual que eGeo y que el enamorado de Alex, por lo que hemos hecho el Equipo E (en realidad es otra letra), pues cada uno tiene a su eGeíto personal. Bueh, menos Alex, el pobre, que lo tiene bastante difícil para conseguir al suyo. Dejando atrás los malos rollos que podrían surgirle a cada uno, nos convertimos en los amigos inseparables que nunca habíamos sido pero que siempre habríamos querido tener. Bromeábamos juntos, nos reíamos las gracias, nos metíamos con uno o con otro, como si fuéramos amigos de toda la vida. No teníamos temor de molestar al otro, porque nos conocíamos muy bien, a pesar de nunca habernos visto antes. A Alex se le veía muy contento, pues me dijo que le gustaba un poco Toby, y al fin había conseguido conocerlo. Ahora se llevan muy bien, hablan por teléfono y tal, están cogiendo muchísima confianza.

Sobre las 8, nos fuimos al Burger King del Vialia, a incharnos a patatas fritas y helado. Allí nos hicimos fotos, muchas de las cuales están en mi Tuenti (los interesados que tengan mi msn y mi tuenti, ya saben dónde cotillear xD). Entonces me puse el pañuelo de mi novio en la cabeza, para parecerme más a él. Nos dijeron que éramos clavados, muy parecidos, hasta en la forma de actuar, solo que él más alto, pelo un poco más corto, y mucho más delgado. Me fijé más... y la verdad es que es guapo. Toby es muy guapo, en eso nos diferenciamos. Tenía algo especial, serían sus ojos, que me recordaban muchísimo a eGeo. eGeo... no paraba de pensar en él. En cuando estuviésemos allí mismo, en ese Burger King, comiendo patatas fritas, embobado mirando su sonrisa, sus ojos pequeños, su pelo largo. Necesitaba muchísimo sus besos... pero no estaban. Los sentía... volvía a sentirlos, su textura... pero no notaba su humedad.

Empezaba a amargarme... así que decidí con mi gente coger le tren de las 9 menos cuarto. Alex se quedaría allí, ya que iba al teatro o algo por la noche. Me despedí de ellos calurosamente, ya que no sé por qué empecé a sudar cuando me tuve que acercar a darle un beso. "Ya sí, que hay confianza", me dijo, y era verdad. A las chicas también besé, a Alex un saludo raro, mitad abrazo, mitad beso, mitad todo, "entrenamos" de nuevo en el tren, y volví a mi hogar dulce hogar. Estaba cansado en el tren... pero estaba feliz. Había conocido en persona a una persona con la que llevaba tiempo hablando y que me caía muy bien. A veces incluso me sorprendía conmigo mismo y con el mundo, ya que de pasar a verlo por el Vialia sin decirle nada, he llegado a quedar con él y a hablar de cosas más profundas. Me devuelve la confianza en mí mismo una vez más... cosa que ya estaba un poco decaída. ¡Bien!

Este año va a acabar muy muy bien...

¡Un besazo a todos!