lunes, 9 de marzo de 2009

Para qué negarlo.


Pues sí, ya es hora de que os diga a todos cómo estoy. Cómo estamos.

Mi niño y yo cada vez estamos peor. No entre nosotros, ¡que va!, la relación va tan fuerte como nunca, esto es fabuloso. Pero en nuestras respectivas vidas, cada uno tiene su problema. Él, con su madre, muchos más de los que parece, situaciones y circunstancias que ni ha escrito en su blog. No imagináis lo que está pasando. Al igual que no imagináis cómo lo estoy pasando yo. Porque él sufre, y porque sufro yo.

Últimamente estoy muy desanimado. Solo hay que ver el blog. Estos últimos posts han sido insustanciales, aburridos, y escasos. Y es que ya no tengo nada que contar. Siento como si me hubiera quedado sin palabras. Tengo el cerebro machacado, por algo que no sé muy bien qué es. No se me ocurre qué escribir, mis dedos ya no tienen esa rapidez, mi mente no puede crear frases suficientemente coherentes. Estoy mal.

Necesito un empuje. Que algo pase. Que eGeo venga y me recuerde cómo eran sus besos. Estoy harto de mi teléfono móvil, cada vez lo odio más. Odio sentir el auricular en mi oído aplastándose sobre la almohada durante una hora. Odio morirme de sueño y levantarme cada mañana con un dolor de cabeza insoportable por dormir poco. Odio hablar con él todos los días, lo odio.

Pero es lo único que tengo. Sin él, ya no soy nada. Dependo de él. No debería... pero es que es así. Estoy manteniendo una relación con una persona, pero he tenido la mala suerte de que esa persona está muy lejos de mí, demasiado. Sumémosle que ya de por sí siempre he sido muy dependiente, necesitaba estar con otra persona, aunque siempre haya sido un sueño y jamás haya tenido a nadie, mi experiencia en cualquier campo sea cero. También se le añade que aquí me siento solo, sin esa persona especial que me dé lo que necesita cualquier persona... Con esta mezcla, me encontraréis a mí. Un Gato cada vez más amargo. Más apesadumbrado, cabizbajo, de mirada hundida, triste, sin fuerzas, sin ánimos para afrontar un día más. Lo peor de todo es que tan solo me tiene vivo aquello que más odio. Una conversación de una hora colgado del teléfono.

Y yo soy culpable de que me sienta así, en parte. Porque no puedo evitarlo, y estrujo a mi corazón cada vez que veo a una pareja feliz. Vuelvo a lo de siempre. Yo me he ganado esta situación. Que esos besos que van dirigidos a otra persona nunca serán para mí. Tan sólo, como decía Andrés Lewin, me he de conformar con los besos que se dejan en los vasos.

Me siento solo. Y cansado. Quiero a eGeo, mucho, muchísimo. Lo peor es que los dos estamos así. Cada vez más desanimados. Nos cuesta ayudarnos mutuamente. Nos derrumbamos por nada. Necesitamos vernos... es muy urgente. Para que él reciba el cariño que no le da su madre, y para que yo pueda sentir que todo esto ha merecido la pena. Es lo único que necesito saber. Que se va a hacer justicia.

Lo que más me dolería sería que todo fuese en vano. Acabaría conmigo.


Besos a todos.



PD: Perdonad, durante un tiempo dejaré un poco de lado el blog... hasta que me encuentre mejor.

Ah, es una fotografía que hice ayer... la playa estaba completamente cubierta de niebla, pocas veces ocurre.