domingo, 25 de abril de 2010



Que sí, que estoy muy bien conmigo mismo. Pero estoy ya algo cansado de sólo oír mi voz.


He pasado cuatro días en Madrid. Perfecto. Pero la cama de matrimonio se me hizo demasiado grande. Me ahogaba en el océano de sábanas blancas, frías. Daba pena arrugarlas para nada. En esos cuatro días apenas pronuncié palabra alguna.

Estoy solo. Demasiado. Y las dos o tres personas que seguían a mi lado, a pesar de todo, me han abandonado. También. Estoy cansado del ser humano.


Necesito un impulso, ayúdame.