martes, 14 de octubre de 2008

eGeo y Gato - Tercera parte: El momento más feliz de mi vida



Si, ahí estaba, e incluso a mí, que se lo decía convencido, me costaba creerlo. Abrazaba su cuerpo, al fin el podía oir mi voz directamente, sin necesidad de antenas ni receptores-emisores de onda. La falta de su calor humano, el aroma corporal que desprendía... eso fue lo primero que eché en falta nada más despegarse de mi, cuando su madre, inoportunamente, llamó por segunda vez consecutiva, lo que me hizo ver que todo era real, tangible y racional, ya que esas cosas no pasan en las películas.

Y nada más separase y añorar su perfume, lo pude ver. Ojos bonitos, pequeños bajo las gafas de montura trasparente, con los rastros brillantes de las recientes lágrimas de felicidad que derramó por mi. Mientras hablaba con su madre, intentando poner una voz segura y firme, lo aprecié con más detalle. Era alto, como yo, y muy delgado, daba gusto ver su buen tipo, alto y fino pero fuerte, no un enclenque más. Muy bien vestido... unas zapatillas blancas, un pantalón algo ajustado, chaqueta de cuero, lo que llevaba debajo ya escapa a mi memoria... y su pañuelo azul al cuello. Pelo negro, grueso y larguillo, como a mi me gusta, que le caía graciosamente por el lado derecho de la cara, esa cara tan bonita, tan expresiva, determinante y bella, sobre la que predominaban unos labios que no podía dejar de mirar. Unos labios que sabía que me besarían, sí o sí, esa misma noche: ya no había lugar a dudas, todo iba a salir bien.

Muy muy emocionados, comenzamos a andar por las oscuras calles de la fría ciudad, pegados el uno al otro, sin querer soltar ese calor que habíamos acumulado en el abrazo. Llegamos hasta la rivera del río, y cuando nos disponíamos a descender al paseo que está al mismo nivel del agua, aparecieron varios chicos que venían de botellona, por lo que nos tuvimos que separar. Pero volvimos a juntarnos, cogidos de la mano, y llegamos al borde junto la valla. Juntos de la mano... qué grata sensación, imposible de describir, el sentir el tacto de su cálida piel con la mía fría... esas manos tan tan parecidas a las mías, que yo creía feas, pero que ahora me doy cuenta de lo maravillosas que son cuando las tiene él.

"¿Estás preparado?"

Un suspiro de, al fin, paz, y sabiendo que completaba mi misión...

"Si"

Poco a poco, vi como sus bellas facciones se acercaban a las mías, había esperado taaanto ese momento... Esos labios que habían imaginado tocarse, antes a casi 900 km, ahora estaban tan sólo a varios centímetros de distancia, cada vez menos, hasta que solo quedaron milímetros para conseguir mi sueño. De repente, sin darnos cuenta físicamente, pero si por el alma, un átomo de su ser entró en contacto con otro mío, después una pequeña molécula, hasta que así, poco a poco, instantáneamente, en cuestión de microsegundos, toda nuestra materia particular se fundió en una sola... 

Pfff.... Ahora vuelvo a respirar aliviado, como lo hice en ese momento... ahí estaba, al lado del Ebro, en una noche iluminada por la Luna, viendo su reflejo y el del puente de piedra viejo sobre la superficie tranquila del río. Sus labios... sus bonitos labios, calientes, abrazaban los míos, algo que había soñado tantas veces... se hacía realidad. Al principio yo lo haría torpemente, no llevaba el ritmo, digamos, pero rápidamente me habitué, le cogí el gustillo y aprendí a sacarle todo el jugo. No sé si beso muy bien, pero hice todo lo posible para ser mi primera vez. Hacía frío, calor, sol, granizaba, nevaba, había sequía, tronaban los corazones y de repente todo el mundo sufrió la sacudida del terremoto de la pasión cuando mi tímida lengua se atrevió a indagar dentro de su boca. Ese momento fue maravilloso... el rugoso tacto de su cálida lengua, saborear cada rincón entre sus limpios dientes... el hecho de hacer algo tan íntimo con una persona... poder hacerlo, y, lo más de lo más importante... que esa persona quiera hacerlo conmigo.

Al fin podía dar rienda suelta a mis pasiones, podía besar, acariciar y susurrarle al oído que le quería... recuerdo ahora tantos años esperando, pensando que no vendría nunca, que yo no había nacido para ello... vuelvo a leer y releer mi blog... y veo por qué estaba así, y la verdad, no me arrepiento de NADA de lo que pasó. Adán me hizo mucho daño, me convirtió a la mierda andante que me sentí durante muuuucho tiempo, los demás me dieron de lado, creí que nunca tendría yo mi oportunidad... pero ya ven. Ya veo. Como bien dijisteis, y como yo no quise creer, tuve mi oportunidad. Alguien me quería, por increíble que me pareciese, alguien era capaz de sentir algo por mi. En ocasiones pienso que todo es un sueño...

Después del beso, nos separamos, le abrazé, y lloré. Lloré por todo lo que he dicho antes... porque era REAL, porque alguien me quería, porque recordaba a Adán, y todo lo mal que había estado. El pago fue muy muy duro... pero la recompensa ha sido mucho mejor de lo que esperaba. Al fin di mis primeros besos, los verdaderos, de puro amor, como me prometí que haría hace dos años. ¿Os dáis cuenta? Justo dos años después de lo de Adán...

Cogidos de la mano, yo llorando, fuimos a una pequeña zona donde nos pudimos sentar, como un banco en semicírculo en frente del río, algo malholiente, pero cosa que no me importaba sabiendo con quién estaba. Allí, él, como si de un rey me tratase, puso su pañuelo azul en el asiento, sobre el que me puse. Y más besos, muchos más besos... caricias, susurros al oído, y más lloros, por mi parte y por la suya. Llorábamos verdaderamente por amor... y aquí es cuando veo que estoy realmente enamorado. Es una sensación increíble, que nunca antes había sentido, ni me habían intentado explicar... algo que se te agarra al alma, una necesidad irracional de querer a la otra persona... no sé, nadie ha podido explicarlo. Pero con las lágrimas empecé a tener frío, me dolía la garganta... Él, chico atento como nunca he visto, me regaló su pañuelo, lo puso alrededor de mi cuello y lo ató con fuerza... en toda la semana no me lo quité, solo para ducharme... y aún lo llevo en el cuello, y por siempre lo llevaré. Huele a él...

Nos movimos un poco, pues ya era tarde, alrededor de las 12 menos 10, así que anduvimos por esa pasarela al lado del río, cogidos de la mano. En otro de nuestros abrazos intensos y besos dulces, con su cabeza en mi hombro, empezó a cantarme nuestra canción. Si, como toda pareja, tenemos ya una canción... y es la de Sail away sweet sister, pero cantada por Axl Rose en el comienzo de una de sus canciones, Sweet child'o mine. Cuando comenzó con su voz dulce a susurrarme al oído, no pude evitarlo, y seguí llorando más, muy muy fuerte, jadeando, furioso.  Lloraba porque ese mismo momento, ese que estaba pasando, todo lo que sentía al tener sus labios al oído, todo eso lo había deseado yo a rabiar antes. Hace meses, lloraba porque lo necesitaba, porque estaba harto de tener que esperar su llamada para que un maldito repetidor mandase su onda desde una punta de España a la otra y poder soñar que lo tenía al lado... y hace justo dos semanas, lloraba porque ya lo tenía. Lloraba de felicidad, aunque en el fondo de ese lloro, se concentraban todas las lágrimas que antes había derramado. Consiguió calmarme, como siempre. Ahora que lo recuerdo, ese fue uno de los momentos en los que daría todo lo que tengo por seguir ahí con él. Otro precioso acto fue cuando, después, en cierto momento, él me puso hacia la barandilla, mirando el Ebro y la Luna, se colocó detrás de mí, cogió mis manos, las levantó, y comenzó a cantar la canción de Titanic, "My heart will go on". Un momento realmente precioso y lleno de magia... pero que no pudimos disfrutar mucho, ya que se aproximaban unas chicas, y yo tenía miedo de que nos viesen. Cachis...

Recorrimos pocas calles de la ciudad, siempre en torno al hotel... pasamos por un parque, y nuestras manos tuvieron que abandonar el continuo contacto por la presencia de personas, ya que por ahí rondaban las de baja calaña. Pero enseguida, volvimos a cogernos de la mano, la echaba de menos enseguida si no la tenía a mi lado. Volvimos al punto de encuentro... era suya la bicicleta que yo había visto, cómo no reconocerla...

Tristemente, pero sabiendo que nos volveríamos a ver, nos despedimos. Ya había mucha gente por ese lugar, así que tuvimos que conformarnos con un abrazo... pero él hizo algo que me encantó. Me metió en un portal cercano, y allí, me besó intensamente, uno de los besos más bonitos de los muchos que tuve. Luego, otro fuerte abrazo en el que habríamos deseado estar siempre juntos, pero que desapareció cuando la gente de la calle hizo acto de presencia. Y se fue con la bicicleta... pasó a mi lado, miró hacia mi, me dió su mano, y entonces sólo pude ver amor en sus ojos... increíble, no sé definirlo bien, quizás porque es ya tarde y ésto pasó hace más de una semana... pero el sentimiento sigue aquí.

Cuando entré en el hotel, casi llorando otra vez de emoción, llamé a Kitty. Le conté brevemente lo que había pasado, y me dirigí al cuarto. Mi padre me preguntó que qué tal, le dije que muy bien, y me metí en la cama. Me dormí con nuestra foto puesta en la pantalla del móvil, tras haberle enviado un sms de amor.

Mañana iba a ser un largo día, y debía descansar...

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Uff, estoy escribiendo esto a las 12 menos cuarto... como mis padres se enteren, me matan! Últimamente no paro, estoy estudiando bastante de Filosofía, a ver cómo me va, porque es difícil y acabo de empezar... ¡el examen es el viernes, el primero del curso! Deseadme suerte... yo, sacaré tiempo de debajo de las piedras, y os contaré diariamente lo que pasó... espero que sea ameno, y relatarlo bien... no quiero aburriros, aunque sé que ya es difícil captar vuestra atención si ya lo habéis leído todo de eGeo. Pero bueh, lo cuento para vosotros, para él, y para mi.

Un besazo a todos!!!


PD: He actualizado unas cosillas, pues escribí el post demasiado rápido y se me pasaron algunas curiosidades.