viernes, 7 de noviembre de 2008

Álex y otros supuestos gays.


No sé si alguna vez he hablado de él, y si no, creo que ya es hora. 

Me he estudiado las personalidades de muchas personas de mi instituto, sé cosas de ellos aunque ni siquiera les haya dirigido la palabra. Eso hacía durante muchos años, y más últimamente, buscaba a los que podían ser gays. Observaba, y anotaba mentalmente. Este chico de segundo mira mucho a este de tercero. Este otro viste muy muy bien, y siempre va rodeado de chicas. Ese de allá tiene un deje especial al moverse, y aquel de lo lejos tiene una voz muy amariconada. Pero eso si... eran todos espantosos. Los típicos gays feos, vaya, que encima se ponen una cresta en el pelo y un pendiente brillante en la oreja, pasan hasta de su conciencia, y se juntan con las personas más indeseables.

Pero hay otros que no. Álex es uno de ellos. Por supuesto, ese no es su nombre... pero ese le pondré, me gusta. Lo había visto ya en la clase de al lado el año pasado... pero él ni me conocía. Mucha gente decía que era gay, y los tiparracos de siempre se metían con él (por supuesto, no lo consideraban gay... sino maricón), pues tenía un pronunciado amaneramiento y una forma de hablar algo femenina, muy charlatán y gracioso; a parte de su ropa, muy distinta a la de los demás. Como siempre, yo era el observador camuflado en un traje de invisibilidad, ya que pasaba muy desapercibido. Es lo que tienen los feos normales, que no llaman la atención, ni para bien ni para mal. ¿Recordáis a Sophía Lauren, mi querida amiga, que ya ha dejado de escribir en su blog, lo que es una verdadera pena pues a mi me gustaba mucho como lo hacía, y con la cual ya apenas hablo, pues cada uno llevamos nuestra vida ocupada en nuestros respectivos institutos? Pues al principio me interesó establecer una amistad con ella porque vi que eran muy amigos... pero al final me gustó más hacerme amigo de ella y él dejó de interesar en cualquier sentido.

Pero... ¡oh, sorpresa! Este año ha dado la inmensa casualidad de que en Estadística han unido nuestras clases... así que desde el primer día me siento delante de él. El primer día no hablé nada con él, estaba solo y yo iba a mi bola... pero al segundo ya empezamos a hablar. Ahora, con las chicas que están alrededor, no paro de hablar, con gente que yo en la vida había visto... me gusta este cambio que estoy sufriendo, ahora puedo hablar con todo el mundo sin cortarme para nada, aunque no les conozca. ¡Ya era hora de superar la timidez!. El caso es que ahora hablo más con él, por los pasillos nos saludamos, y hoy cuando faltó un profesor estuvimos un rato hablando de tonterías solos cerca de una ventana... he descubierto que es muy simpático... pero nada más.

Sophía, mi Laurita, me asegura que no, que él no es gay, a pesar de que lo parezca. Que le gustan los escotes, las tetas, los coños, y toda esas cosas repugnantes (para mi, ojo, que soy gay... ¡perdonadme las chicas, si alguna me lee!). Lo jura y lo perjura... y yo no sé si creerle, no porque me mienta, sino porque puede estar equivocada. Es muy sospechoso que un chico tan amanerado, que se junta con chicas tanto y al que siempre veo con otro chico del instituto (¡que tengo constancia de que sí, es gay!), no sea ni un poquito gay... muy sospechoso, aunque posible. Por eso, y porque me cae bien, no me importa acercarme a él. No le diré que soy gay hasta dentro de mucho, por supuesto, y si intenta algo (que no creo), le echaré atrás, enseñándole la foto que tengo de eGeo en mi móvil cual crucifijo contra los vampiros. Mi interés por Álex no es más por curiosidad, para desmentir lo que dice Sophia, y confirmarle que es gay. ¡Vamos que si es gay! ¡Y si no, me lo llevo a mi acera arrastrándole de los pelos!

Lo único que me podría gustar de él son sus cabellos. Álex tiene el pelo oscuro y liiiso liso, muy bien cuidado, aunque antes tenía unas mechas horrorosas. De cara, de cuerpo... no, no es un Adonis, precisamente. Es de esas personas antieróticas, que no imaginas en Calvin Kleins posando para ti esperándotelo en la cama... no, al revés, prefieres no imaginarlo. No va con la sensualidad, con el erotismo, con nada de eso. Ciertamente, no es guapo... pero no por ello le culpo, yo tampoco lo soy, y he sido feo feo feo durante muuucho tiempo. Es todo un misterio este chico... le he dado mil vueltas a la cabeza, y no sé qué pensar, la verdad.

Bueh, pero lo que sí sé es en quién pensar. No paro de hacerlo. He pasado una tarde-noche horrible. En el siguiente post lo contaré.

PD: ¿a que es mono el de la foto? Su pero es muy parecido al de Álex... pero ni comparación en la belleza, le gana el de la imagen mil veces!