lunes, 13 de octubre de 2008

eGeo y Gato - Segunda parte: El Ansiado Encuentro


Allí estaba, en Logroño, una hora antes de lo previsto, hecho un manojo de nervios, con tantas cosas en la cabeza que no podía pensar en nada en particular. Habíamos llegado ya al hotel... precioso edificio, con arcos muy antiguos, música de fondo, buena decoración, mesas y sillas en el centro, en un patio triangular al que daban las puertas de todas las habitaciones a lo largo de varios pisos. Nos acercamos a recepción, y vi a la mujer detrás del mostrador... la recepcionista de la que eGeo me había hablado... ¡según él, hasta soñó con ella! Otra vez la sensación extraña... saber que me situaba en el mismo sitio donde el chico gay más importante de la Red (para mi, y para muchos) había estado recientemente...

Nos dieron la habitación del hotel de tres estrellas, pedida a través de internet, en el primer piso, en una esquina del triángulo. Una habitación pequeña, pero muy mona, dos camas individuales y grandes, televisión de pantalla plana, armario y caramelitos encima de la almohada. El cuarto de baño me encantó, una bañera muy grande, lavabos espaciosos y un ancho espejo donde miraré muchas veces a lo largo de mi estancia para ver si estoy guapo para eGeo. Miraba por la ventana, tras las pesadas cortinas, y veía allá el puente de piedra sobre el río, y las luces de la otra parte, la calle oscura, y unos curiosos dibujos en la pared de enfrente. Mi padre pidió algo para cenar en el servicio de habitaciones, un sandwich mixto para mi. Mientras venía o no, me duché, me cambié, intentando ponerme lo más presentable posible, lo máximo que me permitía mis feas ropas de viaje. Al final, una camiseta Quechua roja, unos vaqueros (los mismos que llevé durante toda la semana...) y un polar rojo oscuro, más bien burdeos. Y las eternas compañeras mis zapatillas. Me afeité, me enjaboné la cara con una pastilla que había por ahí, me peiné y repeiné, me eché mi perfume (un botecito pequeño rellenado con la colonia que utilizo yo, "Désir", de Rochas) por la ropa y el pelo, me rocié de desodorante y me lavé los dientes dos veces. Ya estaba medianamente bien.

Daba vueltas y vueltas por el cuarto, nervioso... habíamos quedado sobre las 11, él me daría toques cuando llegase en bicicleta... El móvil empezó a vibrar a las 11 y pocos minutos, me tragué rápidamente el trozo de pan restante, me lavé los dientes por tercera vez, todo a la velocidad del rayo, y bajé impaciente por el ascensor de cristal tras un "suerte, y que lo pases bien" de mi padre. Empezaba a ponerme muy muy nervioso... no sabía lo que me iba a encontrar, quizás me gustaba, y quizás no, aunque lo más probable era que yo no le gustase a él. ¿Se defraudaría, esperaría otra cosa, pensaría que le he engañado durante tanto tiempo? ¿O, por otro lado, los dos nos habríamos engañado, pensando que somos de cierta forma, y al vernos ver que el otro no correspondía a su ideal establecido? ¿De verdad me besaría esa noche, lo haría? Eso también me preocupaba... porque otras veces en mi vida he estado muy cerca de conseguir lo que quería, de ver expectante que una situación se acerca, pero que acaba pasando de largo... como por ejemplo, el beso que fervorosamente me prometió Adán en mi cumpleaños, el 3 de mayo. Pero no, no es momento de pensar en Adán, él ya está olvidado, sepultado en su propias ruinas.

Saludé a la recepcionista cuando abandoné el recinto del hotel, y llamé al amor de mi vida, que se encontraba tan tan próximo que ni sabía dónde se encontraba. Su bonita y emocionada voz me dirigió hacia la parte trasera del hotel. Yo solo veía una vieja bicicleta enganchada con una cadena en un poste de señalización, cuando, de repente, oí en el móvil, y por primera vez en mi vida en directo, la voz, esa voz fuerte, enérgica y emotiva, gritando mi nombre.


"¡¡Gatoo!!"


Y correr hacia mi izquierda, y correr, mucho correr cual alma que lleva el diablo (en esta ocasión, el amor) hacia la figura que se acercaba a mi desde el otro lado, pataleando el suelo e impulsándome con todas mis fuerzas para alcanzar el ser amado. Al fin, en una exhalación atravesamos lo largo de la calle, y nuestros cuerpos se tocaron, unieron en un abrazo, con tanto tanto impulso que casi caemos los dos al suelo. Lo tenía allí... abrazaba unas ropas, un conjunto de músculos, huesos, sangre y otros líquidos, apretaba contra mi cuello la cabeza llena de gruesos pelos, olía el aroma, sentía la respiración agitada de un cuerpo que nunca había visto pero que pronto iba a reconocer. Le temblaban las piernas, intenté tranquilizarlo con palabras... pero eran inútiles. Rompimos a llorar muchas veces cada una a cuál mayor, durante los 7 u 8 minutos que duró el abrazo.

"Ya estoy aquí, mi niño, tranquilo, ya estoy aquí... y te quiero"

Continuará...

Un besazo a todos!!!

eGeo, Ich Liebe Dich!

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Falsa alarma... mi padre consiguió arreglar el cable... ¿como? Pues juntando los dos extremos... yo, que soy un catastrofista de mucho cuidado... ains!! Por la falta de tiempo, lo he escrito rápido y no todo... mañana más, mil disculpas!!

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Cada día me encuentro con mas sorpresas entre ustedes dos, y lo más lindo es la forma en la que describen cada momento.

Un beso

Y si, deja de anticiparte a la tragedia, jaja solo lo pegó y ya, no te quedaste sin red.

tbc dijo...

hola cat.. o la otra version super especial super detallada, me ha hecho gracia eso se juntarion tambien liquidos y yo he?¿ pero me parece tan bonito..

un bss

eGeo dijo...

Genial. Eres maravilloso, te amo :)

plstk dijo...

bonito post.... PERO SI TENGO Q ESPERAR A LEERTE HIJo.... MENOS MAl Q EGE ME PUSO Al CORRIENTE xd besooo
(pd es mentira le tube q leer como todos jjjj)

My name is not Luca dijo...

Jo, qué bonito! Yo quiero una historia así para mí :D Lo que no sé si tenga yo el carácter para...