viernes, 19 de diciembre de 2008

El Día de las Notas.


Hoy es un día muy temido para muchos. ¡¡¡Ooohhh, nos dan las noootas!!!

Hoy se demuestra si en realidad hemos trabajado, si estábamos estudiando como decíamos o si nos entreteníamos sacándonos los mocos. Muchas personas ven entonces que su esfuerzo ha merecido la pena, y otras se lamentan de lo que no hicieron. La mayoría, como siempre, se arrepienten de mucho, pero poco hacen por remediarlo. Piensan que no sirven para nada y que todo está perdido... tienen la suerte de ser el primer trimestre. Tenemos tres posibilidades, la primera de toda ya está gastada, para muchos satisfactoriamente, para otros no tanto.

Gracias a Dios, soy de los primeros. Desde siempre, el día de las notas, normalmente un viernes, me levantaba con dolor de barriga. Eran nervios, me atacaban a mis entrañas, aunque ya supiese casi todas las notas. A las 12 me dirigí a la clase con mi camisa de rayas verticales. Recuerdo que ya me había puesto esta camisa y esta camiseta en otra ocasión, hace un trimestre, al recoger las notas finales. Ese día ya empezaba a pasar oficialmente de Adán, aunque seguía haciéndome daño. un año atrás, me hizo más daño que nunca, al mentirme una vez más. Pero eso es otra historia que ya os contaré, mi gran historia.

Llegué a las puertas del instituto y me encontré con Kitty. Estuve con ella poco, pues iba pegado como una lapa a su somnoliento novio, que se ha alisado el pelo a lo Guti, solo que le queda como el culo. Me fui en busca de mi tutora, la profesora de inglés, que hace dos años nos cogió manía. Le demostramos que sabíamos más que ella, y para vengarse, nos mandaba a la biblioteca como pretexto de que nos comportábamos mal. Allí pasamos unos dos o tres meses, sin dar ninguna clase de inglés, solo asistiendo a los exámenes. Ahora seguimos en clase, pero pasa algo parecido. Ya ni nos manda callar, sino que directamente pasamos el uno del otro. Ni he quitado el plástico de los libros, esos se quedarán para mi hermana o para el que los quiera comprar.

El caso es que la encontré en clase. Había pocos alumnos, muchos ya habían ido a las 10. No tuve que esperar mucho, me dio el boletín, me felicitó, y listo. No me impresionó, repito que ya sabía todos los resultados. En total, he sacado cinco sobresalientes con 9, tres notables bajos y un mísero seis en historia, de media me da un 8. Vale, mucha gente dice... ohhh, que bieeen, Gatoooo, que buenas noootaaas.... pues yo no estoy contento. Si, estoy conforme, porque me he esforzado y me lo he ganado... pero quiero sacar mejores notas. Algún pequeño 10, por el amor de Dios, si no es mucho pedir. Lo mejor es que sé que lo conseguiré, y tendré mi 9 de media como me propuse. 2º de Bachillerato no es tan difícil, simplemente hay que ponerse y dejar de distraerse. En mi caso, trabajar y estudiar de verdad por primera vez en mi vida.

También estoy conforme porque ha sido una batalla ganada contra mis padres. A principios de curso yo pasaba mucho tiempo en el ordenador, escribiendo o chateando con mi novio. Me acostaba tarde porque hablaba, y pocas veces se me veía estudiar de verdad. Entonces mis padres me advirtieron. Me dijeron que me dejarían hacer lo que yo quisiera, a mi aire, para luego darme cuenta por mi propia experiencia que no debería seguir así. Pues bien. He hecho lo que he querido, estudiando cuando creía que debía hacerlo... y me ha salido todo muy muy bien. No se podrán quejar... no claro que no. Les he demostrado, y me he demostrado a mí mismo con una minisimulación del futuro, que puedo planificarme yo solo, con total libertad, y salir mejor parado. Este año no me he estresado, me lo he tomado con calma, sabiendo que a cada paso hacía lo correcto. Ahora sé que en un futuro podré estudiar tranquilamente, aunque esté con eGeo en una ciudad y una casa nuevas y totalmente desconocidas.

Después de que me diesen las notas, salí a ver las otras clases. Otro que no fuese yo, habría fardado de ellas, ya que tengo una de las mejores de mi clase, y por ende, de las mejores de 2º de Bachillerato (sólo decir que la segunda clase que va detrás nuestra en nivel, la única persona que ha salido mejor parado es Alex... ¡Al que le han quedado dos asignaturas!), pero no, yo no presumo de ellas, no las enseñé mucho. Las guardé y ahora están aquí en mi habitación, bajo un paquete de galletas, y bajo un examen de la selectividad de Inglés. Al salir estuve con Alex y más chicas de su clase... como no tenía plan alguno, y los de mi clase habían desaparecido, me escapé con ellos.

Estuvimos andando a lo largo del paseo marítimo. Está precioso, cualquiera diría que es mediados de Diciembre. El sol calentaba, ni una nube manchaba el cielo, el mar en calma recibía a algunos bañistas, otros jugaban en la arena o descansaban bajo los rayos. Estos pequeños veranitos en manga larga son deliciosos. Dan ganas de tomarse un helado en un chiringuito y ver a los chicos pasear en patines o en bicicleta. En ese momento, mientras nos dirigíamos hacia el castillo, mi móvil vibró. Lo acallé, pero volvió a vibrar varias veces más. Era eGeo. Entonces me lo pensé bien, lo cogí... y le pedí unos momentos. Me acerqué de nuevo a los demás... y le dije con cara de pena y resentimiento que mi pesadita mamá me había llamado y tenía que irme ya. Con lástima me despedí... y al darme la vuelta, no pude evitar reírme.

Disfruté mucho hablar con mi novio dándome la brisa del mar. Rodeé mi primer colegio. Allí pasé pocos años, no recuerdo cuáles, preescolar y 1º y 2º de primaria, creo. El caso es que mis primeros recuerdos provienen de allí. Yo por entonces era muy distinto... era un chico travieso, malvado, me metía con todos... hasta que en cierto momento cambié. Dicen que alguien me pegó... algún otro chico se cansó de mí, no sé. El caso es que recuerdo esas dos realidades. El chico que le quitaba el zumo al otro, y el que después le regalaba el suyo. En ese colegio conocí a Sarita (la única persona que recuerdo de ésos años), nos hicimos amigos inseparables, casi hermanos. No tan inseparables, porque hemos estado años sin hablar... pero bien se ha demostrado podemos volver a ser lo mismo que antes. Recuerdo que con ella bailaba en todas las actuaciones... vestidos de época, de animales, de cualquier cosa, o de pastorcillos. Al patio, cuando yo hablaba con el chico de mi vida y observaba aferrado a las rejas, empezaron a salir chicos pequeños, de unos 6 años, muchos vestidos como yo solía hacer en esas fechas. Me encantaba ponerme mi camisa de cuadros rojos, mi gorro de lana, mi zurrón, mi diminuto pantalón vaquero, mis zapatos náuticos y unos calentadores de lana también los tobillos. En el zurrón guardaba los caramelos que me iban dando, y en la mano llevaba eternamente agarrado el pequeño bastón de madera, que aún conservo. Adoro esos momentos. No era feliz, porque tampoco sabía qué significaba felicidad. Simplemente vivía. Ahora vivo feliz.

Después de hablar con mi vida, darnos buenas noticias y alegrarnos por la vida, volví a casa. Ya todo lo de siempre.

Ahora, en pocos minutos, vendrán Sarita y Sally a cantar conmigo un poco en el singstar. Tengo ganas de pasar con ellas buenos momentos. Aún ni siquiera sé si iré a la cena... tres horas antes de que se haga. Ya veré lo que pasa, aunque creo que faltaré.

Mañana contaré mis razones. Estos días son un poco extraños con mi círculo de amistades, que cada vez tiene bordes más difuminados y quebradizos. También mañana haré algo especial...  ya os contaré.


¡¡¡Un besazo a todos!!!

1 comentario:

Adolescente18 dijo...

Enhorabuena hombre, y piensa que luego podrás recorrer todos esos sitios especiales para ti (el colegio y tal) con eGeo cuando estéis juntos xd

Besitossssss