sábado, 21 de junio de 2008

En la playa

Bueno, como escribí ayer, volví a mi casa a las 3 y media, totalmente despejado pero aburrido porque no tenía nada que hacer. Me acosté, leí un rato, escuché música, pensé y recordé sobre lo que había pasado, y me dormí.

Cuando me desperté sobre las 11, mi padre estaba en la habitación preguntándome que si quería ir a la playa con ellos. Entre sueños le dije que sí, me levanté y me fui al salón. Con los ojos apenas sin poder abrir desayuné, hice mi cama, organicé mi cuarto... y entonces descubrí que tenía las llaves al lado de la mesita de noche. Parece ser que se me olvidaron aquí y no me las había llevado... aunque me extrañaba.

Me lavé, me puse el bañador, cogí todos mis aparejos, dos hamacas para mis padres, la sombrilla al hombro... y a la playa con ellos! Mi hermana también fue a la playa, pero con su novio, así que no la vimos en todo el día... Nosotros nos fuimos donde siempre, cogiendo mi calle todo hacia abajo a la primera playa que encontramos, entre chiringuitos. Corriendo como locos, íbamos saltábamos de sombra a sombra de parasol, para no quemarnos con la hirviente arena, que estaba a mucha más temperatura de lo normal. Tanto, que llegados a mi casa, vi que tenía ronchas en las plantas de los pies... en serio, no exagero... ardía demasiado la arena!
Al fin, nos hicimos un espacio cerca de la orilla tras el puesto de un socorrista buenorro, y nos montamos el campamento allí. Me quité la camiseta, coloqué mi toalla, y me tumbé a disfrutar del sol, mientras Andrés Lewin me cantaba al oído historias de amor gay. El sol quemaba, pero la brisa te refrescaba y no sentías los peligrosos rayos de luz y calor.

A veces me incorportaba, y veía a los niños jugar. Dos chicos de piel oscura y rizado pelo negro y muy delgados, de unos 10 años, que no paraban de saltar en el agua, revolcarse luego en la arena y jugar con la pelota. Era una imagen encantadora... me recordaba a mi infancia con Iñaki, el chico indio del que hablé cierta vez... cuántos días habremos pasado en esa misma playa, inventándonos historias, haciendo castillitos de arena, jugando a que nos ahogábamos y que nos teníamos que rescatar, mientras nuestras madres nos miraban desde las tumbonas. Después de ésto, siempre se venía a mi casa y nos duchábamos juntos... nuestras madres nos dejaban, éramos muy muy pequeños y no había problemas. Seguíamos siendo inocentes, no pensábamos en cosas extrañas y de tanta confianza, no sentíamos vergüenza. Recuerdo con añoranza esos momentos... no por lo que pasó, que no pasó exactamente nada pues no se habían despertado aún los sentimientos homosexuales; sino por lo que representaba, una amistad pura y dura. Éramos como hermanos, así que esas cosas no se pensaban... al menos en ese momento... porque luego si que se pensó...

Viendo a los chicos jugar, nos comimos unos bocadillos, y seguí observando la vida a mi alrededor. Una mujer hablaba sin parar con el socorrista, al que tenía ya cansado, pero no había manera de hacerla callar. Otro padre jugaba con su hijito, al que tenía tatuado en una imagen en su pecho... pobre hijo, el trauma que le causará cuando sea mayor. Y entonces, me llamó Kitty... Estuvimos hablando un rato, me dijo que estaba buscando las llaves pero que no las encontraba, a lo que le di mis disculpas y le expliqué. Ella me contó que habían estado en la caseta hasta las 7 y media, pero que no habían hecho nada, que estaban tal y como me fui, solo que entonces Paco empezó a disertar mucho sobre la sociedad, sobre la vida, sobre el conocimiento, sobre el mundo actual, etc... Kitty decía que se puso demasiado "filosófico", pero que era entretenido... porque empezó a discutir acaloradamente con el novio de Alba... al que Paco llamaba Polifemo (ya sabéis, el de la leyenda de Góngora... y la verdad es que si se parecían!). Incluso Kitty me dijo que Paco habló sobre mi, diciendo que yo era una persona que pensaba, y que faltaba en ese momento para apoyarle, o al menos para escucharle, pues pensaba que tenía muchas cosas que decir. La verdad es que me sorprendió bastante, no lo que hizo Paco... sino que me nombrase a mi!
Colgué a Kitty, y mientras volvía a mi toalla (había estado un rato andando por la playa, echando un ojo a los chicos guapos... aunque pocos había), me acordé del pico con ella... En ese momento, de veras que dudé si fue un sueño o no! Pero no, era cierto, pasó, Kitty me dio un pico, y luego yo le devolví otro más largo. Fue precioso, vuelvo a decirlo... sé que sólo es un pico, la unión de piel contra piel... pero significó mucho más. Repito una vez más... quiero probar los labios de un chico YAA!! Y repetir con los de Kitty, para qué mentirme...

Al rato, hasta que me hacía creer a mi mismo lo que pasó, volvimos a casita. Allí me di cuenta... estaba quemadísimo!!!!! Me eché crema hidratante, pero la absorvía rápidamente... tenía la piel totalmente roja, y me dolía!! Fui tonto, muy tonto... porque tengo la piel blanca muy muy sensible a los rayos de este malvado y perverso Sol, y no me eché ni una gotita de protección... ahora me saldrán muchos más lunares!!
Pero ya está mucho mejor... apenas me duele, no está roja sino morena, y me ha hecho rubios todos los pelos que tenía en los brazos! Y aun así me duele todo...

En fin, aquí acaba mi relato de lo pasado ayer... no he podido escribir antes, me he organizado fatalmente... estoy el Domingo a las 10 y media de la noche para postearlo ayer por la mañana... U.U

Un besazo a todos!! ^^

No hay comentarios: