viernes, 19 de septiembre de 2008

Bienvenidos al Camping Internacional La Marina - Parte 5: Me paso el día bailando.


Lo confieso. Bailé por primera vez en mi vida, en público, y mi hermana, Miriam y Roberto son testigos de ello. Yo nunca he bailado... siempre lo he hecho mal, me decían que no sabía moverme... pasaba mil horrores en Educación Física, cuando tocaba hacer chachachá, merengue, salsa, o pasodoble... me movía como un palo, sin ninguna gracia... pero la verdad verdadera es que, en secreto, en mi intimidad... me gusta bailar, y me querría aprender a hacerlo bien.

Algo fue, la situación, el campo magnético de la zona, el aire limpio y oxigenado, la música que la acompañaba... el estar de vacaciones, sin que nadie te conociese... que me liberé de toda vergüenza, de toda timidez, de todo el ridículo que he sentido en mi vida, me despojé de mis prejuicios, de mis ideas anteriores, de lo que pudiesen pensar los demás... me dio igual que la música que sonase no fuese de mi gusto, que fuese tan estridente que me doliese la cabeza, o que un grupito de chicas cuchichease mirándonos desde la otra pared, yo empecé a mirar a los otros chicos que también empezaban a moverse poco a poco al ritmo de la música.

Como dije, la primera semana estaba todo atestado de franceses. Había un francesito en especial, bajito, rubio, ojos verdes, cuerpo bien marcado... que se improvisaba unos bailes increíbles. Bailaba algo muy raro que yo era la primera vez que veía. Tecktonik, la "nueva" moda de baile, que empezó hace relativamente poco de la mano de dos franchutes, más que nada como una forma de promover el hardstyle y el jumpstyle, tipos de música electrónica. Se movía super rápido, movimientos de robot, mecánicos, a milímetro, muy bien ejecuados. Bueno, para eso os dejo un vídeo, por si queréis verlo.





¿Qué, cómo te has quedao? ¿Igual que yo al principio, flipándolo en colores, no?

Pues le cogi el gustillo. No, no lo bailé... pero esos movimientos extraños me llamaron la atención. Cuando el francés se fue dejándonos impresionados, llegaron dos vascos con la misma marcha que el anterior. Ellos sí que marcaron tendencia... se subían al escenario y bailaban música electrónica (o lo que más se le pareciese) de tal curiosa forma. Al principio todos se extrañaban, sin saber si reírse de ellos o aplaudir al final de cada "actuación" tan bien interpretada. Se empezó a crear un grupo alrededor de éstos dos vascos, algunos chicos les intentaban imitar (ellos les daban clases) las chicas querían bailar con ellos pero las rechazaban, y poco a poco se convirtieron en personas bastante conocidas entre los jóvenes, porque además ellos eran muy simpáticos y sociables. Hablaron conmigo sin nisiquera conocerlos, chocábamos palmas al vernos, y todo guay chachi piruli con el grupo de camaradas que surgió. Terminaron bailando en el pequeño escenario de la discoteca los dos amigos de la infancia que eran, y todos abajo mirándoles (me incluyo) expectantes y alucinando. Me parece que ni yo, ni muchos otros, habíamos visto a nadie bailar de tal manera.

Pero nosotros, a nuestra bola. Miriam les criticaba, decía que eso no era bailar, mientras perreaba al ritmo del poco (gracias a Dios!!) reggaetón que sonaba. Si la tengo que odiar por una cosa, es por eso... piensa que eso a lo que llama música es lo mejor, desechando todo lo demás, y pensando que es inferior. Mi hermana, pasando del tema, también estaba algo escéptica. Ella baila de una forma... no sé, a mi ver superficial... o es que no me acostumbro bien a ver a mi hermana bailando, quizás. Roberto y Abel... bueno, el primero bailaba de pena... poniendo caras raras e imitando todo lo que veía. Abel... Abel si tenía un estilo más suyo, incluso demasiado. Se movía muy rápido y confusamente, era raro verlo... pero se movía, eso si, con ganas y disfrutándolo, que es lo importante. Me dijo cuál era su secreto... que no tenía ni una pizca de vergüenza. Buen truco, sí señor.

Ojalá yo pudiera hacer eso que hace Abel... olvidarme de la vergüenza y los bailarines que se agitan a mi alrededor, y bailar según mi cuerpo me mande. Y, aunque no lo crea ni yo ahora mismo, lo conseguí. Esa semana bailé muchísimo, aprendí a mover el cuerpo muy bien... que si la cadera, que si los pasos básicos, moviendo también la cabeza y los brazos... incluso me marqué una salsa, o un chachachá, no me acuerdo, con mi hermana en mitad de la pista. Los únicos bailando según el ritmo de la canción que tocaba, y los demás con sus monótonos movimientos empleados en cualquier canción. Zapateé el suelo con "Sarandonga, no hamo a comé!", grité al cielo (techo de luces y bolas de cristal) la melodía final de "I Will Survive" dando saltos como loco y con mi orgullosa camiseta gay, hacer la famosa coreografía de "YMCA", bailar al estilo de los 50 con la banda sonora de la película Grease o rezar por poder decir algún día que "aleluyah, it's rainning men!!". Me lo pasé muy muy bien, conmigo mismo y mi cuerpo, viendo los ánimos que me daba Miriam y cómo era el centro de atención de ciertas miradas indiscretas. Y es que, en muchas ocasiones, yo era el único chico en la pista que se atrevía a bailar.

Miradas... con un chico mantuve contacto visual durante mucho tiempo en repetidas ocasiones... miradas, nada más, que no llegaron a ninguna parte. Quizás simplemente se reía de mi forma de bailar, quién sabe.


Comencé este post hace tiempo... pero ya era hora de terminarlo. Mil disculpas, pues sigo contando, 19 días después, lo que hice a finales de Agosto. Ya ni os interesa... pero como dije, lo hago más por mi que por vosotros.

Un besazo a todos!!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajaja, tranki, por el tiempo no hay afán porque es algo importante que pasó contigo, lo increible es que recuerdes todo de forma exacta.

La música si estuvo gay, pero buenisima (jeje si vieras la que estuve descargando ayer, jajaja).

Un Gatito bailando, puuues biiien.

Besos

eGeo dijo...

Da gusto ver cómo una persona crece y evoluciona. Ese espíritu debes mantenerlo siempre y para todo, tesoro.
Un beso 'enormerrimo' en el cuello.