domingo, 15 de febrero de 2009

¡¡Indiana Jones, Batwoman, la Chica Gato, Dracula y... Duffman!!


Antes de empezar a relatar el día de ayer, he de pediros disculpas. No he escrito apenas nada en esta semana, desde ese breve post del miércoles, no he tenido apenas tiempo. Bueno... miento. Sí que me he conectado varias veces, podría haber sacado tiempo para escribir... pero no estaba inspirado. Sabéis que forzado, no funciono. Otra de las causas es que no había nada interesante que contar... los días han sido sumamente aburridos. Tan sólo he tenido dos exámenes en toda la semana, pero ellos han consumido todas las horas que en otro momento habría aprovechado para escribir. Física el lunes, no me salió muy bien, aunque por lo visto saqué un 8'25... no está mal. El viernes, osea, ayer, tuve filosofía, Descartes y Hume, con ellos estuve sumido todo el tiempo. El examen no fue el mejor de todos, pero bueh, debería haber escrito mucho más... tan sólo ocupé 3 páginas, frente a las 5 o incluso 9 de los demás. Espero que el profesor sea benevolente. Con nosotros ya lo es de por sí, pues nos puso un exámen bastante fácil respecto a las otras clases, y además dice que somos le mejor grupo que ha tenido nunca. ¡Y es razón, en nuestro instituto sobresalimos por todo! Pero dejaré de vanagloriarme, y comenzaré a contaros el divertido día de ayer.

Desde hace algunas semanas me habían dicho que la inglesita, amiga de Sarita, Sally y ese grupo que conocí en La Viñuela, iba a celebrar una fiesta de disfraces, con el tema de los superhéroes. Días antes no tenía ganas de ir, sinceramente, no me encontraba con ánimos... pero acabé pensándomelo mejor, recordé que irían ellas dos y Alicia, así que me decidí por ir. Ahora no me arrepiento. Estos días anteriores han sido algo malos, no tenía ganas de nada, pero ya estoy perfectamente. ¡Necesitaba airearme!. El disfraz que me puse, elegido por las chicas, era el de Indiana Jones... y la verdad es que no lo tuve nada difícil. Le cogí a mi padre sus botas, sus pantalones antiguos, su cinturón de tela, su camisa de algodón y su sombrero negro de ala, y ya estaba listo. ¡Jaja, parece que mi padre va siempre vestido de Indiana Jones! Pero es que es verdad... le gusta mucho ese estilo, y le queda muy bien. Sólo faltaba el látigo, que compré en el Centro Comercial por 4 euros. Ya sí, estaba listo. ¡Incluso tenía grabada la banda sonora de las películas en mi móvil!

A las 7 Alicia vino a mi casa, ya caracterizada perfectamente de Drácula, muy convincente. Le presenté a mi madre y viceversa, y la llevé a mi cuarto. Al rato llegaron Sally y Sarita, y cuando nos hubimos vestido (Batwoman y una gatita muy graciosa, respectivamente) y preparado, salimos en dirección a la casa donde se hacía la fiesta. Era en una azotea muy muy grande, con un cuartillo, donde pasamos toda la noche. Había música buena, muchas cosas de comer, globos, confeti, y gente disfrazada, lo más importante. La cumpleañera iba de cierta superheroína americana, el novio iba de Luffy, el protagonista de One Piece, otro iba del Cuervo, había una Superwoman, otro de el hombre invisible, y otro más de Buckethead, un guitarrista muy curioso. Había algunos sin disfrazar, o con disfraces difusos. A mitad de la fiesta apareció el hermano de la cumpleañera con sus amigas, las tres supernenas. Él fue el más impactante. Tenía un disfraz curradísimo de Duffman, el personaje de Los Simpsons... la capa, los zapatos, las mallas azules y la camiseta azul pegadita, la gorra con el logotipo de Duff, unos graciosos slips rojos y un cinturón con sus correspondientes latas. Pero lo mejor era su cara. Sus ojos. Era un inglés muy guapo, ciertamente, todos nos quedábamos impactados ante su presencia.

La fiesta fue muy bien. Había, cómo no, mucho alcohol, ponchera, sangría con frutas, cerveza, y gran variedad de licores, aunque yo no probé nada de ello. Tan solo en una ocasión, cuando me ví forzado a ello en una prueba. El novio de la recién dieciochera había preparado un jueguito, en el que cada uno debía hacer una cosa según lo que le salía en el papelito escogido entre muchos. A mí me tocó en dos ocasiones. En la primera, tenía que hacer cinco flexiones con alguien encima. Menos mal que por suerte tuve que hacerlas bajo Sally, que era la persona más delgada, así que, ante mi temor de hacer el ridículo y espachurrarme contra el suelo, conseguí hacerlas sin mucho esfuerzo. La segunda me dio más miedo. Tenía que beberme dos chupitos sin las manos, tan sólo con la boca. Como no sabía cómo hacerlo, convencí a Alicia, y cada uno nos tomamos uno. Primero ella, que a duras penas lo consiguió. Después yo, arrodillado en el suelo, rodeado por todos, lo intenté... y a la primera lo conseguí. Algo se derramó... pero lo conseguí, y me sentí orgulloso de ello, aunque fuese una tontería. Bien es verdad que luego me quemó un poco la garganta, ya que ese chupito llevaba demasiadas cosas, pero no me afectó para nada.

En ese recito hacía mucho calor. La música, la casi veintena de persona, el movimiento, el sudor que empañaba los cristales, era un poco (bastante) agobiante a veces. Así que Alicia y yo nos salíamos a pasear por la enorme terraza, a ver las estrellas en el cielo poco nublado y a charlar. Estuvimos hablando mucho, de mí, pero sobre todo de ella. Tiene muchos problemas en casa, los peores que se pueden tener. Pero por su naturaleza intimista, ella se guarda todo lo que siente, se disfraza mejor que nadie con su perfecta careta, y resulta impenetrable para los demás. Aunque cuando se libera... te das cuenta de cuánto se guarda, de todo lo que sufre. Desgraciadamente, son temas que yo no puedo solucionar, son internos de la familia... aunque el apoyo sí, siempre lo tendrá por mi parte. Es una persona a la que es imposible no querer... ¡tan buena, y se preocupa tanto por los demás! Además, te lo pasas de perlas con su compañía.

Volvimos a entrar, ya estuvimos un poco bailando, haciendo el tonto. De vez en cuando me abrazaba a Sally, adoro abrazarla. A pesar de que esté demasiado delgada, me siento muy a gusto cuando estoy con ella, es muy reconfortante (parezco un vicioso, pero no, no lo soy). Estuvieron los demás jugando con mi látigo, tanto que casi se lo cargaron, aunque todavía le podría dar yo un uso. Lo malo es que otro uso aparte del erótico no se me ocurre, y para eso necesito la participación de otra persona... nah, lo tiraré, supongo. Como tirado estaba yo esa noche, muerto de sueño. Alrededor de las 2 de la mañana, ya con la música apagada y hablando flojito, para no despertar a los vecinos, nos fuimos yendo. La gente se quitó sus disfraces, menos Alicia y yo, que seguíamos dando el cante por la calle. Estaba realmente muerto de sueño, por lo que me fui a mi casa: prefería aprovechar mis últimos PS (wow, es que me estoy viciando a Pokemon ultimamente...) hablando con mi niño que dando una vuelta con ellos por el centro de la ciudad, que es lo que pretendían. Me dormí sobre las 3, charlando con mi niño, tan feliz como unas pascuas. Mi tesoro, te quiero, te adoro, y te llevo a los toros (como no para de decir una amiga mía, aunque no nos gusten los toros). El día había terminado muy bien, contento con mis amigos, y sobre todo, conmigo mismo. ¡Si hasta me veía bien vestido de mi padre, digo, de Indiana Jones!

Esa noche nunca la olvidaré.

¡¡Un besazo a todos!!

PD: Una de las Cerveza Duff que Duffman tan gentil (y bellamente) me regaló.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Seguro que estabas muy guapo y pinturero vestido de tu padre, digo, de Indi (este padre tuyo no deja de sorprenderme... para bien). Qué bien verte así, me gusta que te lo pasaras en grande y que todo vuelva a ir como siempre debería. Hay que disfrutar todo lo que se pueda o, como dice una canción brasileña, "carnavalizar la vida y el corazón".

Un abrazo,
Nacho

Anónimo dijo...

Me alegra que disfrutes tu vida.

Un abrazo,

Josep

BsF dijo...

Que buena fiesta tuviste. Yo pienso que deberías guardar es latigo xD